Era la máxima de Ignacio de Loyola, fundador
de los jesuitas, que aconsejaba a los nuevos miembros de la Compañía que “en
tiempos de tribulación no hacer mudanzas” ya que en momentos difíciles y
complicados, como, por ejemplo, los actuales, modificar lo establecido de forma
sustancial, puede empeorar más la situación, salvo que la inmensa mayoría de
los ciudadanos tenga muy claro lo que hay que hacer. Es, seguramente, lo que
habrá pensado el Presidente Rajoy para darle carpetazo a la reforma
constitucional que reclamaba Pedro Sánchez, quien pedía la creación de una
comisión parlamentaria con participación de expertos para abrir el melón
constitucional. Rajoy ni ve necesario, ni oportuno, hacer ningún cambio
sustancial en la Constitución en esta legislatura y, al parecer, ni siquiera lo
contemplará como objetivo para la siguiente en su próximo programa electoral.
El cambio de modelo de Estado que propone el líder socialista con su famoso
Estado Federal indefinido, así como el que propone Pablo Iglesias con su
radical proyecto constituyente para liquidar definitivamente lo acordado en la
Transición, junto al desafío de los independentistas catalanes y las
expectativas, según lo que suceda, de los independentistas vascos, son
suficientes razones para, al menos de momento, no hacer mudanzas, por más que
no vendría mal hacer algunos retoques a nuestra ya madura Constitución. En todo
caso, habrá que tener en cuenta que, una vez abierto el melón, habría que
apechugar con todas las consecuencias, incluso las de quienes, visto lo visto,
apostarían por ... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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