Ya sé que con la insostenible tasa de paro
que hay en España, principal problema de los españoles, no es muy acertado
hablar de buena evolución del empleo, pero, en términos relativos, no es menos
cierto que desde hace varios meses se ha dado un giro copernicano a la
tendencia anterior de destrucción de empleo y, aunque no del todo al ritmo
deseable, la creación de empleo por fin parece un hecho incuestionable. En
noviembre pasado el paro ha descendido en 14.688 personas, convirtiéndose en el
mejor noviembre de descenso de paro de los últimos 18 años, que no está nada
mal, con lo que la creación de empleo en España vuelve a niveles previos a la
crisis. Asimismo otro dato positivo es el crecimiento, según Randstad, de la
contratación de trabajadores con discapacidad en un 21%. Por todo ello el
Gobierno se permite revisar al alza sus previsiones augurando que se crearán
800.000 puestos de trabajo entre 2014 y 2015. Pero, dicho lo anterior y, por
supuesto, alegrándonos de ello, la situación sigue siendo dramática para
demasiados hogares españoles, entre otras cuestiones porque los parados sin
prestación alguna tras haber agotado todas las ayudas se acercan al 50%, lo que,
teniendo en cuenta la intolerable cifra de parados (unas 4.500.000 personas),
pone de relieve la dimensión del problema. Si además estos datos positivos,
pero insuficientes, junto a otros como la evolución económica (prima de riesgo,
exportaciones, etc), quedan eclipsados ante la opinión pública por una más que
evidente catastrófica política informativa del Gobierno, no extraña que Rajoy,
consciente de que no basta con los datos para volver a esperanzar al
electorado, esté más que preocupado ante lo que se avecina. Y, seguramente por
ello, busca un cambio político de imagen para lo que resta de legislatura. Como
parte de este cambio de imagen, el PP relanza la coalición con el PSOE,
mientras que la gran empresa ofrece su respaldo, frente a las incertidumbres
que generan las propuestas populistas. Y, como parte de esta nueva estrategia,
Rajoy decide nombrar Ministro de Sanidad, como sustituto de Ana Mato, nada
menos que a Alonso, su actual portavoz en el Congreso, de marcado perfil
político, frente a la opción de... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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