Después de 53 años de auténtica guerra fría
entre EEUU y Cuba, ambos países, afortunadamente, deciden restablecer
relaciones tras año y medio de negociaciones que concluyen con un pacto
histórico sin ningún tipo de dudas. Desde ahora, ambos países contarán con
embajadas, como debe ser, al margen de las evidentes discrepancias entre ellos
y entre sus respectivos sistemas político-ideológicos. En sendos discursos casi
simultáneos, tanto Obama como Raúl Castro, así lo han anunciado, abriendo una
nueva era en las relaciones de dos pueblos vecinos que llevan tantos años no
sólo dándose la espalda sino enfrentados de forma abierta. Un acuerdo histórico
como inicio de todo lo que queda por hacer para conseguir la recuperación total
de las libertades y derechos de los cubanos, así como su desarrollo económico,
que, de entrada, permitirá la apertura bancaria y dará vía libre a algo tan
normal como los viajes. Es y debe ser, como dice Obama, el inicio de una “nueva
relación” sin olvidar la libertad de los cubanos, o, como dice Castro de
mejorar los vínculos entre ambos pueblos a pesar de las diferencias; en
definitiva, el comienzo del fin del embargo que, como dice el Presidente
norteamericano, se ha demostrado a lo largo de todos estos años que no ha
servido para nada. Un acuerdo histórico, en el que ha jugado un destacado papel
como mediador el Papa Francisco, aplaudido por todos, salvo por los más
nostálgicos radicales, como siempre situados en ambos extremos, pues como dice
Margallo, nuestro ministro de AAEE, si se respeta la ... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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