Si la cifra de parados en España es
alarmante, condenándolos a vivir de forma precaria, la vida de aquellos que
agotaron ya todo tipo de ayudas previsto está condenada a la trágica situación
de dependencia absoluta que, inevitablemente, les conduce en muchos casos a la
más estricta pobreza y la mendicidad. Por tanto, cualquier Estado que se
precie, por más dificultades coyunturales que tenga, ni puede ni debe abandonar
a estas gentes que lo perdieron todo, especialmente a aquellos que se vieron
abocados a la miseria por circunstancias totalmente ajenas a su voluntad. Son
los parados de larga duración a los que, por fin, el Gobierno decide otorgar
una prestación de entre unos 400 o 450 euros mensuales. A tal efecto y para
ultimar los detalles Rajoy se reúne con los agentes sociales y, al parecer, el
nuevo ingreso se hará con efecto retroactivo desde noviembre. Para acceder al
mismo será requisito necesario haber agotado todas las ayudas a las que en su
día, como perdedor del empleo, tuviera derecho. Es obvio que con dicha cantidad
no se resuelve la situación, que seguirá siendo dramática, pero, al menos,
aunque sea con muchas dificultades, les permitirá hacer frente a las
necesidades más básicas. Ya era hora de que, al menos, el Gobierno tomara este
tipo de medidas como algo urgente e inaplazable, pues no hay excusa alguna para
no hacerlo. Que, según Randstad, el empleo sumergido en España duplique la tasa
de Francia y de Reino Unido, no es razón para... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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