domingo, 31 de julio de 2016

PRETEXTOS Y ESPECULACIONES


                        Mientras España exige Gobierno ya (así lo reclaman intelectuales, empresarios, juristas, científicos… y cualquier español con mero sentido común), y, aunque algunos apuesten por un hipotético e improbable gobierno frente-populista de izquierdas, lo razonable es que sea un Gobierno pivotado por el PP, ganador de las elecciones, quienes tienen la capacidad real de conformarlo andan con pretextos, especulaciones y ambigüedades calculadas para evitarlo y para justificar lo injustificable. Que si Rajoy acepta el encargo para cortar el paso a Sánchez, que si presiona a la oposición para ser investido urgentemente, que si quiere una sesión de investidura a final de agosto, que si no consigue mayoría declinará la sesión de investidura, que si el adelanto anunciado de las elecciones vascas en septiembre modificará el escenario con el PNV, que si ya se prepara para una doble investidura en agosto y octubre, que si… En fin, especulaciones utilizadas como pretexto para eludir la responsabilidad compartida que los españoles les hemos encomendado y, que según Metroscopia, la mayoría, como es lógico, cree que el PP debe gobernar con pactos y hasta un 63% de los votantes socialistas prefieren que el PSOE se abstenga antes de ir a nuevas elecciones, que todos los partidos dicen querer evitar. Así las cosas, lo cierto es que Rajoy, tras ser propuesto por el Rey, cita a Rivera y Sánchez para buscar un pacto que le permita aprobar los Presupuestos a tiempo, evitando los perjuicios pertinentes en caso contrario, y para desbloquear la situación de interinidad y poder afrontar los grandes retos internos y exteriores que España tiene planteados, mientras que PSOE y Ciudadanos ya le anticipan su empecinado “no” a la investidura (“no” socialista en primera y segunda votación; abstención naranja en segunda votación, que realmente se traduce en “no”) y reafirman su negativa a negociar, como ya reiteradamente vienen haciendo desde el 20-D, con el renovado pretexto ahora, uno más, de que lo hacen ante la actitud del Presidente tras ser propuesto por el Rey y no aclarar pública y tácitamente si comparecerá a la sesión de investidura en caso de no contar con los votos necesarios que previamente, sí o sí, le niegan de antemano. ¿No les parece un juego de niños irresponsable? El PP, ante semejante panorama, revisa su estrategia y ya tiene asumido que Sánchez y Rivera presionarán para que Rajoy fracase en una primera cita en el Congreso (así ya no será Sánchez el único fracasado) y creen que lo que buscan es una investidura fallida y que tras las... (sigue leyendo en
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sábado, 30 de julio de 2016

INVESTIDURA… O FARSA


                        Es paradójico (o más bien, parajódico) que quienes tienen la capacidad real de posibilitar una investidura en España, y lo saben (como lo sabemos todos los españoles), es decir PSOE y Ciudadanos, mantengan sus respectivas posturas bloqueadoras, reconozcan que no hay alternativa a la de Rajoy, estén en contra de que se convoquen terceras elecciones… y, a la vez, exijan de forma insólita que, aceptado el encargo real por parte del líder del PP, se presente cuanto antes a la sesión de investidura, como si su objetivo, más bien su obsesión, fuera buscar el fracaso de la misma, que conduciría a convocar nuevos comicios, en vez de abrirse a un razonable proceso de negociación tendente a un acuerdo que permita la urgente gobernabilidad de España. Por tanto, cabe preguntarse, si lo que se pretende es la investidura, en este caso de Rajoy, o una farsa que, de alguna forma, contrarreste la fracasada investidura antinatural del perdedor Sánchez, incomprensiblemente auspiciada por dichos partidos perdedores al prestarse voluntariamente a la misma sabiendo desde el principio que la perderían. Es la deducción lógica tras las reacciones pintorescas y especulativas, sin precedentes, que las cúpulas dirigentes de ambos partidos han tenido nada más conocer el encargo de Felipe VI a Rajoy, comunicado por escrito a Ana Pastor, como es habitual, en los siguientes términos: “De acuerdo con el art. 99.1 de la Constitución…… vengo en proponer al excelentísimo señor Don Mariano Rajoy Brey como candidato a la Presidencia del Gobierno. Lo que comunico a VE para que se formule al Congreso de los Diputados la oportuna propuesta”. Si el artículo mencionado añade en su apartado 2 que “El candidato propuesto conforme a lo previsto en el apartado anterior expondrá ante el Congreso de los Diputados el programa político del Gobierno que pretende formar y solicitará la confianza de la Cámara”, no se entiende la insólita polémica generada sobre si Rajoy, con apoyos o sin ellos para ser investido, comparecerá a la sesión de investidura, ni que se le haya... (sigue leyendo en

viernes, 29 de julio de 2016

HABEMUS CANDIDATO


        

                        Finalizada la ronda de consultas con el Rey y constatado el bloqueo generalizado a la investidura de Rajoy, Felipe VI le propone como candidato a la investidura y el líder popular acepta en esta ocasión la propuesta del Monarca; por tanto, habemus candidato. Siguiendo lo establecido al respecto, como no podría ser de otra forma, el Rey comunica la decisión a Ana Pastor, la Presidenta del Congreso, para que se proceda al respecto de cara al inevitable acto de investidura. Hasta aquí el relato objetivo de los hechos. Sin embargo, como Rajoy en su posterior rueda de prensa, no dice expresamente que se someterá a dicha sesión de investidura (obviedad que se da por hecha como en los anteriores candidatos a ser investidos) y anuncia que se compromete a intentar un acuerdo, lo que no contradice lo anterior, se monta la marimorena política y mediática como si lo que importara fuese mantener el circo a que nos tienen acostumbrados. Se dice, aunque el candidato no lo haya dicho, que no se compromete a someterse a votación, que sólo se compromete sin plazos (como si los demás los hubieran tenido desde el primer instante) a intentar acuerdos con los partidos constitucionalistas pero no asegura ir a la investidura si no lo consigue, que sólo pretende ganar tiempo, que no garantiza pedir la confianza de la Cámara sin los suficientes apoyos (con los anteriores candidatos se daba por hecho)… Y como Ana Pastor no aclara si Rajoy afrontará la investidura (ninguno de los anteriores presidentes del Congreso, incluido Patxi López, lo aclaró ni nadie se lo pidió) ni los plazos que dará a Rajoy (a ninguno se le exigió que lo dijera justo tras recibir la comunicación de la decisión real), tanto el PSOE como Ciudadanos, que siguen equivocándose, se apresuran en acusar a Rajoy de incumplir el art. 99 de la Carta Magna (claro y diáfano en sus términos) y le recuerdan su obligación constitucional de acudir al Congreso para ser investido, mientras a bombo y platillo insiste Sánchez en que no se abstendrá y Rivera descarta votar a favor de la investidura, dando la sensación de estar más interesados por provocar el fracaso de Rajoy en la investidura (cuando apenas se ha iniciado el proceso) que en negociar un acuerdo tendente a resolver los problemas de los españoles y, mientras tanto, con las especulaciones sobre lo que pretende Rajoy, deteriorar más si cabe su imagen pública, cuando todo lo actuado hasta el momento, como en ocasiones anteriores, se ha ajustado estrictamente a la legalidad vigente y ... (sigue leyendo en
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