Mientras Podemos pierde
200.000 euros por olvidar el plazo de una subvención, el mismísimo Pablo
Iglesias ya reconoce que para llegar al gobierno no está nada mal pasar un
tiempo en la oposición antes de tomar el cielo por asalto y, por tanto, en
medio de una crisis interna tras su fracaso electoral, se prepara para ejercer
una oposición parlamentaria en la que habrá de demostrar ante los ciudadanos
que sus utópicas soflamas populistas son capaces de plasmarse en un proyecto
factible y creíble. De alguna forma el 26-J le ha colocado en el sitio que le
corresponde cuando esperaba comerse el mundo de un bocado. Toca pues aprender
en el Parlamento como oposición, cuya jefatura estará a cargo de Pedro Sánchez
salvo que el PSOE decida formar parte de un gobierno de coalición con el PP,
tal como entiende Rajoy que sería la mejor de las soluciones para consolidar la
gobernabilidad del Estado, asunto prioritario en estos momentos que puede
conseguirse incluso con otras fórmulas. En todo caso, tras los errores
cometidos después del 20-D la gente se pregunta si en esta ocasión se
mantendrán irresponsables vetos a fuerzas y líderes políticos
constitucionalistas y democráticos, aunque, de momento, parece que algo se ha
aprendido del 26-J, pues tan antidemocráticos comportamientos al parecer no se
van a repetir. Una buena noticia sin lugar a dudas para nuestra democracia. De
todas formas, porque así lo han decidido los ciudadanos, el PSOE tiene gran
protagonismo en esta tarea de la gobernabilidad que no tiene por qué pasar por
un pacto de gobierno de coalición obligadamente ya que no es incompatible
garantizar un acuerdo de gobernabilidad, un acuerdo de mínimos en temas
fundamentales, y ejercer una oposición constructiva a lo largo de la
legislatura. Y por ello Sánchez hablará uno a uno con los líderes regionales
socialistas para encarar la investidura, cuando, al parecer, el Comité Federal
levantará el veto para poder negociar con el PP, aprobando una resolución que
tenga como única línea roja evitar nuevas elecciones, cuando el texto de
diciembre impedía explícitamente apoyar por “activa o por pasiva a Rajoy”,
reforzado ahora tras las nuevas elecciones. No obstante, las aguas no bajan
serenas en el PSOE de cara al próximo Congreso; una rebelión interna en el PSC
frena la consulta “a la canadiense” (la última ocurrencia de los socialistas-nacionalista
catalanes) pues varios dirigentes se encaran con la dirección y bloquean la
ponencia, que también es rechazada por el PSOE, en tanto que... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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