En plena ronda de
contactos por parte de Rajoy, vencedor en las elecciones, para pulsar la
disponibilidad de los distintos partidos de cara a su hipotética investidura y
ya pasados los vetos, las declaraciones rimbombantes de rechazo y las
descalificaciones, típicas en periodo de precampaña y campaña electoral; en
definitiva, pasadas las elecciones y puesto cada candidato por los ciudadanos
en el sitio que le corresponde, llega la hora de asumir la realidad, de no
seguir confundiéndola con los deseos de cada quien, y toca bajarse del burro (o
seguir en él, allá cada cual), pues la principal tarea y responsabilidad de
unos y otros es conformar lo antes posibles un gobierno para acabar con este
largo periodo de interinidad gubernamental que a nadie beneficia y perjudica a
todos. Seguramente porque así lo ha entendido Rivera, con gran sentido de
responsabilidad se ha bajado del burro de los vetos y tras la reunión con Rajoy
opta por abstenerse, trasladando así toda la presión al PSOE de Pedro Sánchez
que, de momento se mantiene en sus trece de no colaborar ni por activa ni por
pasiva para que Rajoy sea investido. Aunque obviamente el PP ve insuficiente la
abstención de Ciudadanos (todos los demás, menos CC, apuestan por el no),
califica de “constructivo” el encuentro de su líder con Rivera, quien, con buen
criterio, considera que “hay que tener gobierno cuanto antes”. Por su parte
Iglesias, tras su reunión con Rajoy para ratificarle su ya esperado “no” a
cualquier apoyo, se dirige al líder socialista, último en entrevistarse con el
Presidente en funciones, diciendo que “Sánchez debe elegir entre Rajoy,
alternativa de izquierdas o elecciones”. Aunque Rajoy confía en arrancar de C´s
algo más que la abstención, tras el deshielo entre ambos partidos con la
apertura de Rivera a permitir un gobierno popular en minoría, los números no
salen para la investidura, salvo que, finalmente, los socialistas se sumen al “sí”
o a la abstención a la misma, pues, en caso contrario, estamos abocados a
nuevas elecciones ya que resucitar la farsa que propone Iglesias de una
alternativa frente-populista de izquierdas (con las derechas independentistas
incluidas), con menos votos aún que la que ya fracasó tras el 20-D, no parece
una solución viable y, menos aún, razonable. Guste o no guste, el apoyo de
Rivera a Rajoy, pasando del veto a la abstención en la segunda votación, deja
toda la presión y responsabilidad a Sánchez, mientras el astuto Iglesias le
pone el anzuelo de nuevo para ver si el líder socialista pica y, fracasada la
farsa, en las siguientes elecciones se estrella un poco más. Difícil situación
de Sánchez, sin lugar a dudas, ya que... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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