Desde el más puro
sentido común y el más básico principio democrático se entiende que la esencial
función de un Jefe de Estado, de Gobierno o de cualquier otra institución de un
Estado Democrático de Derecho es defender las reglas de juego acordadas
democráticamente por los ciudadanos y recogidas en su respectiva Carta Magna y
en el resto de resoluciones que emanan de la misma, ajustadas al Imperio de la
Ley. Pues bien, en España no se tiene esto tan claro y no son pocos los que
olvidan frecuentemente estos básicos principios de convivencia en paz y
libertad, contaminando así peligrosamente la salud democrática en nuestro país.
Una vez más nuestro Jefe de Estado, el Rey Felipe, es boicoteado en Cataluña
por representantes institucionales, en este caso con motivo de la inauguración
del MWC, la mayor Feria Mundial de telecomunicaciones, que se celebra en
Barcelona, con un indecente e irresponsable desplante en el acto de bienvenida
por parte de la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, anfitriona del evento, y del
President del Parlament, Roger Torrent, máximo representante parlamentario de
todos los catalanes, mientras los Comités de Defensa de la República, verdadero
ariete del independentismo totalitario, agitaban las calles, amenazando así la
propia continuidad de la MWC en la Ciudad Condal y provocando una veintena de
contusionados y un detenido. Ya en la cena de bienvenida (a la que sí acudieron
tanto Colau como Torrent), el Rey, durante su discurso recuerda que el éxito de
la Feria depende de la “cooperación institucional” e insta a la unión de las
instituciones como “clave del éxito” para lograrlo, haciendo caso omiso del
desaire recibido poco antes e ignorando semejante provocación, para no
enrarecer aún más el ambiente. Finalmente, ya en conversación privada, el Rey,
ante el reproche de la alcaldesa por su, según ella, “falta de empatía bestial”
en su anterior discurso tras el 1-O, deja claro a Colau que, como Jefe del
Estado, está “para defender el Estatut y la Constitución” (ella como alcaldesa
debería hacer lo propio); obvia e impecable respuesta democrática, que debiera
ser aplaudida por cualquier demócrata, ante determinadas equidistancias
calculadas o posicionamientos antidemocráticos en asunto tan fundamental. Una
vez más, como es habitual en el Monarca en todas sus intervenciones, tuvo que
explicar lo obvio, en este caso a la alcaldesa de Barcelona. Obviamente, los
organizadores del MWC se quejan de la inestabilidad política, pidiendo “bromas
las justas”, aunque de momento no peligra la continuidad del evento en Barcelona
(el Ministro Nadal ha mantenido un contacto continuo durante este convulso
último año para evitar que el evento deje Barcelona y busque otra sede menos
problemática), mientras Moncloa asegura que.... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)