martes, 31 de mayo de 2016

INFIERNO CATALÁN, PURGATORIO ESPAÑOL


                        Usando términos religiosos no es descabellado concluir que Cataluña se ha convertido en un verdadero infierno en el que la convivencia es cada vez más insoportable y España en un purgatorio en el que se habrá de redimir culpas, que no son pocas, si finalmente quiere salvarse y alcanzar la gloria de consolidar la Democracia, hoy seriamente amenazada. Los brotes de extrema violencia que se dan en Barcelona; el deterioro económico de Cataluña, catalogado hoy como bono basura; y la quiebra social y política, que divide a los catalanes en dos bandos casi irreconciliables, no son plagas diabólicas como castigo de los dioses sino consecuencias lógicas de una errada política perversa durante todos estos años de Democracia por parte de todos los inquilinos de La Moncloa y todos los del Palau de la Generalitat que se sintieron muy cómodos alimentando una bicha que ahora corroe los cimientos de la Democracia y la convivencia pacífica. Cierto que unos gobernantes, tanto nacionales como territoriales, son más responsables que otros en este diabólico proceso de radicalismo nacionalista, hoy claramente independentista y totalitario, basado en una permisividad intolerable por parte de los primeros a las manifiestamente antidemocráticas e ilegales decisiones de los segundos; pero la verdad es que desde el inicio, probablemente para tener la fiesta en paz, los gobernantes del Estado Español colaboraron con la voracidad competencial de sus homólogos territoriales y fueron escrupulosamente condescendientes, cuando no cómplices, con sus posteriores veleidades antidemocráticas, olvidando de alguna forma que la esencia básica del Estado de Derecho Democrático es el Imperio de la Ley y que, como gobernantes, su obligación es cumplirla y hacerla cumplir. Hoy, consolidado el infierno totalitario en Cataluña, toca purgar las culpas a todos los españoles, incluidos los catalanes, para salir del mismo y reavivar una Democracia mortecina, lo que requiere precisamente recorrer el camino inverso, es decir, no seguir cediendo a los chantajes antidemocráticos y restablecer la legalidad democrática con todas las consecuencias. Más vale tarde que nunca, pues la aplicación estricta de... (sigue leyendo en

lunes, 30 de mayo de 2016

DESCARTADA LA GRAN COALICIÓN


                        Mientras los partidos quieren acortar los plazos para formar Gobierno, por lo que los grupos se disponen a acelerar el proceso tras el 26-J para que el debate de investidura no se demore más allá de julio (ya tenemos bastantes demoras de ingobernabilidad), Maritxell Batet, “número uno” del PSC por Barcelona como sustituta de Carme Chacón, reafirma categóricamente: “Descarto de forma total la gran coalición”, con lo que ya sabemos que, aunque llegase a España el caos, el PSOE, según ella y su jefe, Pedro Sánchez, se negaría a un gobierno de salvación nacional por mera cuestión estética, en tanto que su sucursal en Cataluña, el PSC, no tiene problema alguno en que su jefe, Iceta, participe en una manifestación independentista contra el Tribunal Constitucional. Y luego se extrañan de que el PSOE ande buscando la forma de sobrevivir a lo que llaman la pinza entre PP y Podemos, cuando lo que le hace cada vez más difícil sobrevivir son sus incoherencias, su indefinición y ambigüedad calculada, sus ocurrencias y despropósitos, su carencia de liderazgo solvente y la ausencia de un discurso uniforme y aplicable en todos los territorios de España. Y ante semejante comportamiento de los líderes socialistas Rajoy se limita a ignorar a Sánchez, prefiriendo cargar contra Podemos y lo que significa, y, lanzando una ofensiva contra Colau y Carmena, presentarse ante el empresariado (todos los líderes han pasado por el Círculo de Empresarios) como el único bastión antipopulista, y advirtiendo de que no hará nada diferente tras el 26-J,  “no soy persona que cambie de opinión fácilmente” dice, como contraste con las mudanzas de opinión de otros. Por otro lado Javier Marías, escritor y académico de la Lengua, manifiesta que “Pablo Iglesias es una figura megalomaníaca”, mientras Cristina Cifuentes afirma que “Ciudadanos es la cara amable del PP”. Así transcurre la precampaña electoral en medio de nuevos enfrentamientos entre “okupas” y policía en Barcelona, mientras Junqueras impulsa la moneda catalana en pleno riesgo de quiebra económica, favorecido y propiciado por la quiebra política en Cataluña, ya que la Generalitat tiene incluso el informe para implantar el “eurocat”, que, en todo caso, ni serviría para pagar el petróleo, ni las deudas, ni casi nada, pero, ¡eso sí!, sería la inútil moneda de cambio con la que los líderes independentistas totalitarios dotarían a los catalanes una vez fueran excluidos del euro y de la UE en caso de conseguir finalmente una independencia de forma unilateral. ¿Cabría descartar un gobierno de concentración nacional, una gran coalición gubernamental, ante semejante amenaza real a nuestro sistema democrático? En todo caso, la mejor forma de dilatar en el tiempo semejante felonía, e incluso evitarla, es no participar, ni favorecer, ni apoyar gobiernos locales o territoriales dirigidos por independentistas radicales o populistas trasnochados, ni cogobernar con ellos, ni apoyarse en ellos para gobernar…. Son simplemente... (sigue leyendo en
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sábado, 28 de mayo de 2016

NO HABRÁ TERCERAS ELECCIONES


                        Pedro Sánchez dice ante los empresarios que “no habrá terceras elecciones”, lo que, sin lugar a dudas, en caso de que sea cierto, es reconfortante para todos ya que no alcanzar un acuerdo de gobierno por segunda vez sería lo peor de lo peor que le podría ocurrir a España, que no está como para tirar cohetes. Las palabras del líder socialista han sido interpretadas en general, probablemente confundiendo los deseos con la realidad, como que el PSOE dejará gobernar al PP si no logra él ser investido y que, por tanto, sugiere que no bloqueará la formación de Gobierno, dando lugar a la esperanza ya que Rivera también se compromete a facilitar un Ejecutivo. Desde esta interpretación el fantasma del bloqueo, como sucediera tras el 20-D, se aleja afortunadamente y, teniendo en cuenta las encuestas, algunos ya hacen cábalas de que la fórmula para conseguir la investidura sería a través de la abstención activa para que gobierne el partido más votado, pues, en caso de que las encuestas coincidan con los resultados, la alianza de sólo dos partidos constitucionalistas (salvo si fuera PP-PSOE) no alcanzaría la mayoría absoluta, con lo que estaríamos en una situación bien parecida a la de después del 20-D, pero sin vetos a la investidura. Por tanto, salvo un vuelco electoral, ya se especula con la posibilidad de un Gobierno en minoría del PP (al parecer el más votado) gracias a la abstención del PSOE y Ciudadanos o de un Gobierno PP-Ciudadanos con la abstención del PSOE, pues la de un Gobierno PP-PSOE no es aceptada por los socialistas, ni la de un Gobierno de gran coalición de todos los partidos constitucionalistas que es la que prefiere el PP, único partido que ha dicho públicamente que dejaría gobernar al partido más votado. No obstante cabe otra interpretación de las palabras de Sánchez, que no ha sido explícito asegurando que, si no es el más votado, colaboraría con el partido que lo fuera para que no haya unas terceras elecciones, sino, simplemente, ha dicho que no las habrá, añadiendo una obviedad como es la confianza en ganar en junio (todos confían en ganar) y en el apoyo o la abstención de Podemos (que estaría por ver), ya que, según él, “la ciudadanía será mucho más pragmática el 26-J, y el PSOE, el gran beneficiado” y se siente.... (sigue leyendo en
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