Mientras el PSC entra en
el gobierno municipal de Barcelona para apoyar a Ada Colau y Puigdemont viaja a
Londres con la agenda vacía y un inglés “coloquial”, mientras Carmena, apoyada
por los socialistas, reduce de 17.000 a 4.600 las viviendas en el rebautizado
proyecto “Madrid Puerta Norte” en una Operación Chamartín contra el “ladrillo”
(y por ende contra el empleo y la inversión), en el PSOE y sus aledaños, en vez
de hacer autocrítica y reflexionar sobre su delicada situación, ya andan
culpando de todos los males a la supuesta pinza que le hacen entre PP y Podemos
para que no levante cabeza. Si, como dice algún medio, se trata de sobrevivir a
la pinza de Podemos y PP, si es verdad que el líder socialista diseña ahora una
estrategia para responder al pacto Iglesias-IU y a la campaña de Rajoy, que se
presenta como la única opción al “viejo comunismo”, lo que no puede hacer el
PSOE y su líder es seguir, como hasta ahora, jugando con todos los que se le
presentan por el camino (excepto con el PP) para, haciendo peligrosos
compañeros de cama, liderar un frentismo que le lleve a presidir el gobierno a
toda costa después de haber perdido estrepitosamente las elecciones. Con tan
errático proceder era más que previsible y lógico que ahora Iglesias, a quien
suplicó apoyos hasta la saciedad, jugando sus bazas tras fagocitar Podemos a
IU, provoque a Sánchez con un pacto para ir juntos al Senado (donde, por
cierto, hay listas abiertas y cada uno elige candidatos y no listas), tratando
de poner de manifiesto que el socialista rechaza una alianza de izquierdas,
mientras Garzón entierra en el lodazal de la “sopa de letras” la historia de IU
y “olvida” la República en su programa, en tanto que el “derecho a decidir” se
convierte en una de las medidas estrella. Lo ilógico y lamentable es que, tras
el “no gracias” (¡menos mal!) del líder del PSOE a la envenenada propuesta de
Iglesias (como todas las anteriores), los barones socialistas, cada uno a la
suya, en vez de hacer piña con su líder, desafíen a Ferraz pactando la famosa
lista común, tal como, al parecer, pretenden Puig en Valencia, Lambán en Aragón
y vaya usted a saber quién más y dónde (de las frivolidades
nacional-socialistas del PSC, mejor ni hablamos). Estas no son, a mi juicio, las
mejores formas de afianzar y defender la esencia socialdemócrata del PSOE, que
requiere dejar bien claro (la historia me da la razón) que nada tiene que ver
con comunismos, populismos o radicalismos izquierdistas trasnochados y añejos
por más que vengan ahora envueltos en modernos envases. La indefinición es la
antesala de la pérdida de identidad y el PSOE lleva tiempo (demasiado, diría
yo) participando en juegos peligrosos, para obtener el poder que le niegan las
urnas, con quienes precisamente esperan el momento para relegarlo y que no
levante cabeza. ¿Acaso dichos barones... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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