Mientras en el PSOE los
dirigentes regionales deciden apoyar a Sánchez hasta el 26-J, esperando a los
resultados para tomar decisiones sobre el liderazgo socialista, y mientras
Colau cierra un acuerdo inminente para gobernar Barcelona con el PSC, Podemos e
IU, tras no pocas dificultades, deciden celebrar un matrimonio de conveniencia,
cerrando un pacto por el dominio de la izquierda, cuyo objetivo, según unos, es
conseguir el “sorpasso” del PSOE y, según otros, una necesidad de supervivencia
de la izquierda radical populista ante el declive podemita y el ascenso de IU
que auguran las encuestas. En fin, al margen de especulaciones, lo cierto es
que, finalmente, IU y Podemos cierran un pacto para ir en coalición el 26-J por
el que Garzón se asegura ocho o nueve diputados en las listas, compartiendo
ambos un programa de mínimos, aún desconocido, pero haciendo campañas separadas
(juntos pero no revueltos). En todo caso, Garzón entrega IU a Iglesias a cambio
de un puñado de escaños (de propuestas programáticas ya se hablará), uno
comunista por cada seis populistas, sin que se haya tratado ni concretado
todavía ni el nombre de la coalición, ni el orden de las listas, aunque todo
apunta a que Garzón irá de cinco por Madrid, lo que, teniendo en cuenta que un
diputado comunista vale un sexto del valor de uno radical-populista, no deja de
ser una sustancial ventaja para el líder de IU. Un pacto que ya se conoce como el
pacto de los botellines ya que Garzón e Iglesias, como si de dos coleguillas de
la panda se tratara, tras la firma del mismo (o, dicho de otro modo, tras el
reparto de escaños, pues nada más se ha acordado), deciden anunciarlo y
celebrarlo, botellín en mano, en un bar de Lavapies, como dos buenos amiguetes
de toda la vida que se reencuentran. Hoy las bases votarán una coalición que
tiene como argumento político de fondo un reparto de sillones consistente en
que IU recibirá sólo uno (en este caso de diputado) por cada seis de Podemos.
Lo demás, incluido el programa y el proyecto común para ofertar a los
españoles, queda para más tarde, aunque, acordado lo sustancial seguramente
todo lo demás carezca de importancia. ¿Acaso los socialistas no buscan un pacto
para el Senado el 26-J con Compromís en Valencia y con otras fuerzas de
izquierda en Baleares y Aragón? Ya ven, aunque parezca que se trata de un juego
de intereses particulares, de reparto de sillones, la realidad es otra pues lo
que subyace, aunque parezca mentira, es el interés general por el bienestar de
los españoles a quienes se les quiere dar... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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