lunes, 2 de mayo de 2016

EL VETO DE PEDRO SÁNCHEZ


                        A muy poquitas horas de que venza el plazo para que oficialmente finalice esta meteórica e inútil legislatura a causa de la incompetencia e incapacidad de nuestros parlamentarios para formar un gobierno, los partidos afrontan temerosos el “juicio final” que habrán de hacer los españoles en la repetición de las elecciones que habrán de celebrarse en junio. De entrada, el PP espera una campaña sin que irrumpan más casos de corrupción en sus filas para lograr un mínimo de 130 diputados, el PSOE se jugará el futuro de Pedro Sánchez en el estrecho margen de cuatro escaños respecto a los 90 que obtuvo el 20-D, Podemos se aferra al pacto “ganador” de Pablo Iglesias con IU y con Garzón trata de unir todas las fuerzas a la izquierda del PSOE para mitigar el desgaste por sus divisiones internas, y Ciudadanos teme que la polarización del voto difumine un proyecto que no renuncia a su condición de bisagra. Es lo que, más o menos, vaticinan los diferentes sondeos y encuestas después de que, durante más de cuatro meses, los líderes políticos hayan exhibido por activa y por pasiva sus escasas dotes como hombres de Estado para diferenciar entre los intereses generales de los españoles y los suyos propios. Por su parte, aprovechando la fiesta del trabajo, los sindicatos llaman a un frente de izquierdas para relevar al PP y en otro “pinchazo” el uno de mayo (el bisindicalismo no sale de su decadencia) amagan con una huelga general (lo que faltaba) si no se deroga la reforma laboral que, con todos por peros que se le quiera poner, ha conseguido no sólo contener la caída vertiginosa de empleo, habida con la ley laboral anterior, sino generarlo de nuevo y cambiar la tendencia. Así están las cosas en plena agonía de la legislatura, aunque lo más sorprendente es que Pedro Sánchez, regocijándose en el inicial error, causa principal del bloqueo político, anuncia al PSOE, sin que éste reaccione, que no pactará nunca con el PP (caso insólito en la UE) y mantendrá su estrategia de veto después del 26-J, lo que quiere decir que, salvo que los resultados electorales varíen sustancialmente, podemos iniciar otra legislatura impresentable e insoportable para los ciudadanos. En todo caso, aunque la postura de Sánchez sea incomprensible e indeseable (en democracia no es decente vetar a nadie y menos a partidos claramente democráticos y constitucionalistas; lo insólito es entenderse y pactar con quienes no lo son) es bueno que, visto lo visto, cada líder político haga públicas sus intenciones postelectorales para que sepamos a qué atenernos a la hora de votarles. Esperemos que los demás partidos no recurran a la intolerable estrategia en democracia de... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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