lunes, 18 de julio de 2016

EL CONTRAGOLPE


                        Con un trágico balance de más de 250 muertos, bastantes más heridos, casi 3.000 militares detenidos y más de 2.700 jueces y fiscales cesados, se salda el frustrado Golpe de Estado en Turquía. Motivo de alegría y esperanza para todos los demócratas que el alzamiento de una parte del Ejército turco haya sido un fracaso, como siempre que, mediante la fuerza, se pretende finiquitar un gobierno democrático elegido por el pueblo en las urnas. Por ello, desde el inicio, Bruselas y los distintos dirigentes europeos no tuvieron duda alguna en respaldar la democracia de Turquía pese a que su líder, Erdogan, es cada vez más autoritario… Siempre que no rebase las reglas de juego democráticas establecidas, así debe ser por más que sus políticas gusten más o menos a unos u otros. Sin embargo, dicho lo anterior, tras el fracaso del golpe, se tiene la sensación de que Erdogan ha comenzado una purga en el Ejército, una especie de contragolpe, con el objetivo de acallar cualquier tipo de oposición y lograr todo el poder, lo que sería inaceptable, afirmando de entrada que la intentona golpista “ha sido un regalo de Dios para limpiar el Ejército”, por cierto, un ejército bastante poderoso que, en términos generales, se muestra bastante más pro-europeo que el propio Gobierno. Una cosa es juzgar individualmente con el rigor que proceda a todo aquel que, militar o no, haya participado en la asonada golpista, y otra bien distinta es pasarse de la raya aplicando procedimientos ilegales y antidemocráticos sin las pertinentes garantías procesales. No sería el primero, ni será el último, que, ganando las elecciones, desde el poder democrático logrado, emprende una deriva totalitaria intolerable. Erdogán culpa además de la intentona a su enemigo ideológico (y ex amigo y colaborador suyo) el imán Gülen, que vive exiliado en EEUU, concretamente en Pennsylvania, desde 1999 y defiende el Islam, la sociedad civil y el libre mercado, y, entretanto, EEUU suspende los ataques desde Turquía al Estado Islámico y los líderes mundiales alertan del riesgo de inestabilidad internacional que puede generar la evolución de los acontecimientos. Turquía, entre Asía y Europa, es clave geoestratégica para muchos asuntos. Por todo ello, Occidente advierte contra la represión masiva en Turquía, mientras Erdogan, envalentonado, promete acabar con el “virus” que causó el frustrado golpe militar, en tanto que Europa y EEUU temen el descabezamiento de toda la oposición turca, un contragolpe inaceptable, en el que el mandatario turco baraja incluso reinstaurar la pena de muerte en el país para castigar a los autores del alzamiento, lo que sería intolerable para la UE. Si el golpe militar era inaceptable ya que... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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