Es paradójico (o más
bien, parajódico) que quienes tienen la capacidad real de posibilitar una
investidura en España, y lo saben (como lo sabemos todos los españoles), es
decir PSOE y Ciudadanos, mantengan sus respectivas posturas bloqueadoras,
reconozcan que no hay alternativa a la de Rajoy, estén en contra de que se
convoquen terceras elecciones… y, a la vez, exijan de forma insólita que,
aceptado el encargo real por parte del líder del PP, se presente cuanto antes a
la sesión de investidura, como si su objetivo, más bien su obsesión, fuera
buscar el fracaso de la misma, que conduciría a convocar nuevos comicios, en
vez de abrirse a un razonable proceso de negociación tendente a un acuerdo que
permita la urgente gobernabilidad de España. Por tanto, cabe preguntarse, si lo
que se pretende es la investidura, en este caso de Rajoy, o una farsa que, de
alguna forma, contrarreste la fracasada investidura antinatural del perdedor
Sánchez, incomprensiblemente auspiciada por dichos partidos perdedores al
prestarse voluntariamente a la misma sabiendo desde el principio que la perderían.
Es la deducción lógica tras las reacciones pintorescas y especulativas, sin
precedentes, que las cúpulas dirigentes de ambos partidos han tenido nada más
conocer el encargo de Felipe VI a Rajoy, comunicado por escrito a Ana Pastor,
como es habitual, en los siguientes términos: “De acuerdo con el art. 99.1 de
la Constitución…… vengo en proponer al excelentísimo señor Don Mariano Rajoy
Brey como candidato a la Presidencia del Gobierno. Lo que comunico a VE para
que se formule al Congreso de los Diputados la oportuna propuesta”. Si el
artículo mencionado añade en su apartado 2 que “El candidato propuesto conforme
a lo previsto en el apartado anterior expondrá ante el Congreso de los
Diputados el programa político del Gobierno que pretende formar y solicitará la
confianza de la Cámara”, no se entiende la insólita polémica generada sobre si
Rajoy, con apoyos o sin ellos para ser investido, comparecerá a la sesión de investidura,
ni que se le haya... (sigue leyendo en
Blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/)
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