jueves, 13 de agosto de 2015

LOS PEORES AUGURIOS


                        Desgraciadamente se confirmaron los peores augurios. Un vecino encuentra junto al río Huécar los cadáveres de las dos jóvenes desaparecidas en Cuenca. Estaban enterrados y cubiertos de cal viva. Marina y Laura, como tantas otras, nos dejaron para siempre. La Policía cree que el principal sospechoso, Sergio Morate, novio de una de ellas y con antecedentes por secuestro de otra chica anteriormente, puede haber huido a Italia en coche. Es la crónica negra de la violencia de género que ya viene siendo casi diaria en España. A este macabro hallazgo de los cuerpos de las jóvenes de Cuenca, se añade la muerte de otra mujer a machetazos en plena calle por su ex pareja en Castelldefels, y además el degüello de un bebé en Toledo a manos de su madre que, por lo visto, “tenía que hacer un sacrificio”… Un trágico balance de violencia machista o del entorno familiar que, sólo en lo que va de año, ha provocado la muerte de 25 mujeres y 8 niños en España a manos de allegados, que se suman a las decenas y decenas de personas que anteriormente sufrieron idéntico destino. ¿Tanto loco anda suelto entre nosotros sin que se pueda hacer nada para evitarlo? ¿Acaso no se conoce en el entorno de dichos orates sus comportamientos anómalos? Es obvio que, visto lo visto, las respuestas a ambas preguntas han de ser afirmativas. Y cuando llega el trágico desenlace, nos lamentamos. Es bastante extraño que tan trágicos desenlaces surjan por generación espontánea, pues en la inmensa mayoría de los casos suele haber un largo historial de conductas y comportamientos cívicos anormales y, en muchos de ellos, como es el caso, incluso antecedentes penales relacionados con el maltrato y la violencia de género en general. Por tanto, a tenor de los nefastos resultados, habrá que estudiar medidas preventivas contundentes (ya sé que es complicado su encaje en nuestra legislación que siempre prefiere pecar por defecto que por exceso) y habrá que aprender comportamientos precautorios frente a semejantes trastornados (ya sé que han de estar en el ámbito de la libertad individual) si queremos poner freno a esta tragedia sin fin que tanto dolor y horror provoca en nuestra sociedad. Marina y Laura, que descansen en paz, al parecer, acudieron al domicilio del presunto asesino (con antecedentes penales, no se olvide) para recoger algunos enseres del domicilio; seguramente pensaron que yendo las dos estarían a salvo… Erraron en su apreciación e inconscientemente se metieron en la boca del lobo. Sin que ello suponga... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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