Dice
García-Margallo, Ministro español de Asuntos Exteriores, y dice con razón, que
“con el yihadismo no hay negociación posible: son ellos o nosotros” y dice
Pedro Morenés, Ministro español de Defensa, y dice con razón, que “vamos a luchar
contra la amenaza terrorista allí donde pudiera atacar a España”. No es para
menos, el terrorismo, en sus múltiples facetas, es, hoy por hoy, una de las
mayores amenazas nacional e internacional para la paz y la convivencia en
libertad. Por tanto, con el terrorismo y la violencia en general, que comienza
con planteamientos totalitarios e intransigentes, tolerancia cero. Acertadas
palabras pues de los citados ministros justo cuando, gracias a la valentía de
tres norteamericanos y un británico, se ha evitado una verdadera masacre en el
tren Ámsterdan-París a manos del yihadista marroquí Ayoub el Kahzani, que,
según se publica, planeaba incendiar el tren y provocar una masacre descomunal
a las puertas de París. Entretanto, se van conociendo detalles de semejante
sujeto, hijo de un chatarrero de El Saladillo, barrio marginal de Algeciras,
donde vivió, compaginando su residencia con Madrid hasta trasladarse finalmente
a Francia, combatiente en Siria y fiel a un imán radical, asunto que se
notificó a París por parte de las autoridades españolas. No en vano las
autoridades francesas condecoran a los americanos y el británico que fueron
capaces de reducir al terrorista, pues de lo contrario, hoy, no sólo Francia,
sino toda la comunidad libre internacional estaría conmocionada por otro
cobarde acto terrorista monstruoso. Y, a propósito de la tolerancia cero con la
violencia terrorista, la Audiencia Nacional reclama a Bélgica a la etarra
Natividad Jauregi, que asesinó al militar Ramón Romero en 1981 pero nunca ha pagado
por ello, mientras reside tranquilamente en el país de los belgas, socio de
España en la UE, donde es una reputada cocinera. ¿Se pueden entender semejantes
situaciones? Sinceramente, son bastante incomprensibles. ¿Se puede hacer algo
más en todos los órdenes contra esta amenaza a la libertad y la democracia?
Sinceramente, creo que... (sigue leyendo en
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