Que la gestión de Artur
Mas es nefasta y, por tanto, indefendible lo sabe cualquier observador
medianamente informado. Las cifras económicas de Catalunya lo avalan
sobradamente, a pesar de que dicha Comunidad Autónoma ha recibido nada menos
que 40.000 millones de euros del Estado en estos últimos cuatro años y
simplemente en intereses se ahorra nada menos que 8.000 millones anuales
gracias al Fondo de Liquidez. Seguramente por ello el mismísimo candidato y
cabeza de la unitaria lista de Junts pel Sí, Raúl Romeva, que lleva al
president como número cuatro en la misma, dice sin tapujos que no va “a
defender la gestión de Mas”, pues, por muy independentista que sea y por más
engaños que pretenda con la apariencia de lista plebiscitaria en lo que sólo es
una elección autonómica más, lo que no tiene defensa alguna es simplemente
indefendible y nadie quiere mojarse en su defensa, añadiendo además Romeva que
“no importa quién será presidente tras el 27-S”, lo que, al margen del
resultado electoral final, supone que ya hay de antemano un claro perdedor:
Artur Más y su partido CDC, entregados sin condición alguna a la locura
soberanista de ERC, CUP y todo tipo de grupos y grupúsculos radicales
independentistas, a quienes lo que menos importa es rendir cuentas de la
gestión de la Generalitat. Y entretanto, abierta la posibilidad de una reforma
constitucional, Rajoy apela al consenso mientras arrecian las críticas internas
a Sánchez en el debate de dicha reforma que, como mínimo requiere marcar con
contundencia las líneas rojas que en ningún caso habrá de traspasarse; aunque,
de momento, si para el PP éstas son, entre otras, la unidad de España y la
igualdad de todos los españoles, para el PSOE, y especialmente para el PSC, no
están marcadas ya que siguen flirteando con los independentistas catalanes, lo
que para España, incluída Cataluña, genera demasiadas incertidumbres, mientras
expertos juristas constitucionalistas coinciden en la... (sigue leyendo en
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