En plena
presentación de la insólita lista unitaria “Junts pel Sí” la Guardia Civil, a
instancias obviamente de un juez, registra la sede del Partido de Artur Mas y
de su fundación afín, así como varios ayuntamientos, gobernados por CDC, entre
los 15 que vienen siendo investigados por Anticorrupción, hallando pruebas, al
parecer, del pago de comisiones para financiar Convergència. Noticia,
obviamente, resaltada en todos los medios, aunque, desde que en su día, hace ya
una década, el socialista Pascual Maragall anunciara en sede parlamentaria,
concretamente en Les Corts, que los convergentes tenían el grave problema del
3%, dicho asunto no cause asombro alguno a nadie. El asombro está pues en la reacción
prácticamente generalizada entre los independentistas, quienes apenas muestran
su repulsa pública contra Mas y CDC por estos hechos, inclinándose más bien por
la estrategia del President catalán, que calla al respecto de los registros
pero arremete contra ellos manifestando que se trata de “juego sucio” ante
miles de seguidores fervorosos que asistían al acto de puesta de largo de la
lista unitaria “Junts pel Sí”, siendo más que acertado el cambio de nombre que
algún medio hace de la misma llamándola “Juntos por el 3%”, que, curiosamente
tiene una mayor sonoridad en lengua catalana: “Junts pel 3%”. Es obvio que a
menos de un mes de las elecciones la investigación hace un roto en la campaña
electoral independentista y abre una crisis en la lista única, por más que, a
estas alturas, los candidatos de “Junts pel Sí”, aunque se sientan incómodos
por la circunstancia adversa, digan que dan una “lección de unidad” al hacerse
la foto de familia con Mas, a quien ya no saben dónde meter, asumiendo así de
forma clara el añadido de “Junts pel 3%”. Desde el cabeza de lista Raül Romeva
e ICV, su partido, hasta Oriol Junqueras y ERC, pasando por Pep Guardiola, el
último de la lista por Barcelona, asumen pues su pertenencia a esta lista
unitaria de “Junts pel 3%” en la que, ya ven, se sienten cómodos. Por lo visto,
la culpa la tiene el juez por investigar los hechos… y, ¡cómo no!, el maldito
Estado Español. ¡Qué estarían diciendo si los investigados fueran otros como el
PP o el PSOE por ejemplo! Aunque nada debiera sorprenderles pues si nada menos
que toda la familia Pujol está imputada por casos de corrupción, si incluso la
sede de CDC está ya embargada, es casi lógico que en la presunta trama corrupta
se descubra, por ejemplo, que el tesorero de las “mordidas” Daniel Osácar, ya
alejado del partido por el “caso Palau”, ocultaba su ordenador en el despacho
de Trías con quien compartía oficina, que... (sigue leyendo en
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