Así describen algunos
directores y profesores en Cataluña el caprichoso juego de las autoridades
independentistas de la Generalitat, con las pertinentes presiones
antidemocráticas a los mismos para que colaboren en su diabólica estrategia
antidemocrática cuando dichas autoridades debieran ser las garantes de que la
legalidad se cumple por encima de cualquier otra consideración. En efecto, una
serie de correos muestran las presiones de la Generalitat a los profesores ante
la mascarada ilegal del 9-N, quejándose éstos de que “esto es como un juego que
no se acaba nunca”, un juego peligrosos en que “juegan con nosotros como si no
importara nada más” ya que “parece que hemos de estar a su disposición”, lo que
supone que alguno de ellos mantenga “estoy hecho un lío… estamos jodidos, sólo
soy un puto director al que están metiendo en un follón de mil demonios” ya que
“no me considero un héroe ni quiero practicar la desobediencia civil” pues como
la inmensa mayoría de los funcionarios simplemente quieren cumplir con su
trabajo, en este caso educar a los niños y jóvenes catalanes, de la mejor forma
posible que sean capaces, mientras que, obligados por la autoridades
independentistas catalanas, se les pone en la tesitura de situarse al margen de
la ley, obedeciendo sus ilegales consignas, o mantenerse en la legalidad
vigente emanada de la Constitución, lo que genera demasiadas incertidumbres, al
extremo de que algunos se pregunten “si me llama un juez tendré que demostrar
que di las llaves porque me lo ordenaron ¿y cómo lo demuestro?” ya que ni
siquiera las presiones son mediante órdenes escritas por parte de las
autoridades, utilizando a los funcionarios, en este caso directores educativos,
como conejillos de indias que sirvan como barrera de las cobardes y
antidemocráticas políticas practicadas por los soberanistas. Es la estrategia
de ponerles entre la espada y la pared, eludiendo sus responsabilidades como
gobernantes. Entretanto, Cataluña es la más... (sigue leyendo en
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