Mientras Rajoy cierra el
relevo de Sánchez Camacho en Cataluña, celebrando una reunión en Barcelona para
designar al sustituto, que con toda probabilidad será García Albiol, aunque
también suena Enric Millo, el empresariado catalán reacciona por fin a la
quimera planteada por Artur Mas, habiendo ya agrupaciones patronales que
empiezan a advertir de la “tragedia” que supondría la independencia, aunque admiten que les “cuesta
mucho enfrentarse al poder; hay contratos con la Administración, subvenciones…”.
No están exentos de razón los empresarios, sobre todo cuando dicho poder, como
es el caso, no se pliega a los patrones democráticos al uso sino a caprichosas
decisiones que obedecen a la santa voluntad de sus gobernantes; sin embargo,
cuando ya le ven la boca al lobo, pues no imaginaban que las locuras de Artur
Mas llegaran tan lejos, saben que el remedio del silencio y el consentimiento siempre
será peor que la enfermedad de la rebeldía razonada y la repulsa a favor de los
cauces antidemocráticos establecidos. Y en esta coyuntura desgraciada, Mas da
una nueva vuelta de tuerca, un nuevo desafío al Estado de Derecho, prometiendo
a Cataluña pagar impuestos como Suecia y anunciando un nuevo modelo tributario
como parte de las medidas para la futura ruptura con España. Entretanto una
polémica desatada sobre las multas impuestas al Barça, al Athletic, a la
Federación Española de Fútbol, a Catalunya Acción y al resto de convocantes por
los pitos al himno español (símbolo de todos los españoles) y al Rey (Jefe de Estado
de España) en el Camp Nou con motivo de la final de la Copa del Rey: que si las
sanciones se ajustan a derecho o no, que si son excesivas o escasas, que si
atentan contra la libertad de expresión o no, que si incitan a la violencia…. En
definitiva, un debate estéril, uno más, probablemente a causa de deficiencias
en la legislación vigente que, como sucede en otros lugares del mundo, debiera
ser mucho más explícita y concreta sobre estos comportamientos anómalos,
previamente organizados, aunque muchos, creyendo aun en los gnomos, consideren
que... (sigue leyendo en
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