Que en España no pintan
bien algunos asuntos es más que evidente y entre ellos destaca el
independentismo que algunos pretenden imponer “sí o sÍ” de forma unilateral y
por encima de la legalidad democrática. No en vano el Rey, como debe ser,
preservando las relaciones institucionales con todos y cada uno de los
presidentes autonómicos, elegidos como tales gracias a la legalidad vigente que
algunos pretenden saltarse, recibe en la Zarzuela a Artur Mas con gesto muy
serio ante la vuelta de tuerca que éste ha dado esta semana en su alocado
proceso ilegal independentista. Es obvio que la tensión entre el Jefe del
Estado y el president era lo esperado en esta reunión, pero también es obvio,
aunque algunos no se expliquen la audiencia del rey a Mas, que, mientras no se
demuestre lo contrario, la Jefatura del Estado ha de hacer gestos de normalidad
constitucional, por más que, para colmo, el president, con el gesto chulesco y la
hipócrita sonrisa que le caracteriza, manifieste antes de ser recibido que “yo
vengo en son de paz”, mientras su conseller de Presidencia, Francesc Homs,
reniegue públicamente de “la arbitraria legalidad de los otros” ya que “Cataluña
no será nunca libre con la ley española”… Dicho en “roman paladino”, para que
todos lo entiendan: como la legalidad vigente que se han dado todos los
españoles, incluidos los catalanes, no me impide pero me hace muy difícil
conseguir la independencia, reniego de ella, no la considero mía aunque sea la
que me legitima como autoridad de la Generalitat, la considero arbitraria, me
la salto y hago lo que me venga en gana. Vamos, lo más parecido a un ignorante
e incoherente dictador que sólo se somete a la legalidad cuando le vale para
conseguir sus objetivos totalitarios y, en caso contrario, dicta por la fuerza
y la sinrazón legal la suya propia. Menos mal que, de momento, Ada Colau, la
alcaldesa de Barcelona, quien afirmó públicamente que las leyes que no le
pareciesen justas no las cumpliría, en este caso asegura que... (sigue leyendo en
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