Mal asunto cuando el mismísimo
Jefe del Estado, el Rey Felipe VI, tiene que advertir en Barcelona, ante el
mismísimo president Artur Mas, de obviedades como que “el respeto a la ley no
es ni debe ser una mera formalidad ni una alternativa” y que “no debe ser un
simple trámite”, pues “respetar la ley es la exigencia ineludible” en cualquier
Estado de Derecho. Es obvio que todos los poderes del Estado salgan en defensa
de la unidad de España, amenazada seriamente por los independentista de forma
ilegal y antidemocrática, cuando el respeto y cumplimiento de la legalidad está
en el ADN de cualquier demócrata, por lo que, no en vano, tanto el poder
Ejecutivo, como el Legislativo y el Judicial elevan el tono frente a la amenaza
totalitaria soberanista, en tanto que el propio Rey le marca la línea roja, que
jamás se puede traspasar, con rotunda y clarificadora firmeza. Y mientras todo
el Poder Judicial le aplaude, el president Mas, con todo descaro e hipocresía,
afirma que él jamás se saltó la legalidad, mientras que el presidente del
Tribunal Constitucional manifiesta que el art. 155 “es uno más de la
Constitución” y, por tanto, aplicable en cualquier momento si fuese necesario,
para preservar la democracia frente a sus agresores, por poderosos que éstos
sean. Cumplir la ley (y todos deberían saberlo) ni es un trámite más, ni es una
formalidad protocolaria, es la esencia básica, el principio sustancial, de
cualquier sistema democrático, garante de la paz, la igualdad y la libertad.
Mientras tanto, para arrimar más leña al fuego, Ada Colau, que se permitió no
aplaudir al Jefe del Estado estando sentada en la misma mesa (ni siquiera Mas
se permitió dicho lujo) al ser recibido para decir su discurso, retira el busto
de Juan Carlos I del salón de plenos del Ayuntamiento de Barcelona sin
sustituirlo por el de Felipe VI, anunciando que revisará los símbolos
franquistas, cuando la... (sigue leyendo en
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