En el contexto de la
Monarquía Absoluta se atribuye a Luis XIV de Francia la frase “el Estado soy
yo”, un tópico político que se interpreta como identificación del rey con el
Estado, pero que, salvando las distancias, bien podría aplicarse a cualquier
dictador posterior, incluido Franco con su España “una, grande y libre”. Pues
bien, más o menos es lo que viene a decirnos el president Artur Mas vinculando
el destino de Cataluña al suyo propio, al extremo de que votar contra él sería
votar contra Cataluña. Afirma tan visionario president que el 27-S, simplemente
unas elecciones autonómicas para elegir un nuevo gobierno autónomo, habrá que
elegir “entre la libertad o la decadencia”, pues si no gana su lista unitaria,
la lista del president, ni siquiera se podrá “hacer un decreto contra la
pobreza energética” y con clara aspiración al partido único (lista unitaria)
abraza el más rancio populismo en su “tren de la independencia” pues “no subir
al tren del sí el 27-S es entrar en vía muerta”, sin reparar en que lo que está
en vía muerta es su anacrónico y rancio totalitarismo independentista que,
además de ilegal nacional e internacionalmente, conduciría a Cataluña, en caso
de materializarse, al caos absoluto, al aislamiento internacional y a una
cierta autarquía fuera de Europa que generaría pobreza. Entretanto, la
coalición catalana de Podemos sigue sin líder de cara a dichos comicios
mientras Durán, el ex socio de Mas en la disuelta CiU, se erige en alternativa
para salir del “callejón sin salida” en que Mas y Junqueras han metido a los
catalanes. Por otro lado, cabe recordar que el Estado de Derecho tiene
mecanismos legales y democráticos para intervenir y evitar esta especie de
golpe de Estado en que se convertiría una ilegal declaración unilateral de
independencia, pues, sin necesidad de tener que recurrir al art. 155 de la
Constitución, ni al Constitucional, Rajoy podría... (sigue leyendo en
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