Al parecer Tsipras entra
en razón. Europa, como se esperaba, obliga a Grecia a más recortes en 48 horas,
poniendo muy cara la continuidad del país heleno en el euro, un ultimátum de Bruselas,
urgente y contundente, motivado por la total desconfianza en Tsipras que se ha
ido ganando a pulso. Así las cosas la UE le exige un severo paquete de ajustes
que debe aprobar el Parlamento griego en 72 horas, exigiendo el Eurogrupo a
Grecia sus activos como aval del rescate que solicita. Tsipras, acorralado y
con la posibilidad de una salida temporal del euro, se pliega obligadamente,
como no podía ser de otra forma, a las reglas de juego de la eurozona, si es
que quiere permanecer en la misma. Nada de quita en la deuda, menos aún de
impago de la misma (de lo que tanto alardeaba Syriza en la campaña electoral),
sino incluso la posibilidad de que un fondo luxemburgués supervise hasta 50.000
millones en bienes helenos, mientras que la mitad de países de la UE (Alemania,
Austria, Holanda, Bélgica, Finlandia, Eslovaquia, Lituania, Letonia y Malta)
abogan incluso por el “Grexit”, es decir, la salida de Grecia del euro. Así las
cosas, el Gobierno heleno, sí o sí, tendrá, por ejemplo, que subir el IVA y
recortar las pensiones, incluso más de lo previsto antes del referéndum. Es la
consecuencia lógica de una errada estrategia del populista gobierno heleno,
mientras sus aduladores, sus homólogos en la defensa de la democracia popular
que no representativa, ponen el grito en el cielo y confunden a la gente de que
a Grecia se le secuestra la democracia, mintiendo descaradamente ya que los
griegos, como cualquier otro pueblo, son muy libres de elegir democráticamente
si prefieren permanecer o salirse del club europeo, de aceptar o rechazar las
reglas del mismo. Es el gobierno populista de Tsipras quien debe ahora explicar
a los griegos por qué les engañó con promesas que no dependían de él, por qué
persistió en su error tras ganar las elecciones y por qué les engañó con el “no”
a las propuestas del Eurogrupo para aceptar ahora algo incluso bastante más
duro y peor. Acuerdo inminente pues entre la UE y Grecia, aunque, con plenas
facultades democráticas, el pueblo griego, su Parlamento, tiene siempre la última
palabra y si Tsipras lo prefiere... (sigue leyendo en
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