Por si a alguien le
quedaba alguna duda el ascenso de Bildu y el abertzalismo a las instituciones
navarras, con el apoyo explícito de los radicales de izquierdas, nacionalistas
o no, sólo podría desembocar en una euskaldunización de los navarros, al igual
que se espera la pancatalanización de los valencianos con el ascenso de
Compromís al Gobierno de la Generalitat en armoniosa sintonía con el PSPV de
Puig que la preside. Pero, en fin, continuando con el asunto vasco-navarro (ya
habrá momentos para el asunto catalán-valenciano), se llega al extremo de que
el alcalde abertzale de Pamplona, Joseba Asirón, decide izar en el Ayuntamiento
la ikurriña vasca con motivo del famoso y tradicional chupinazo que da inicio a
las famosas fiestas de San Fermín, afirmando que “en Pamplona no sobran
banderas” y argumentándolo con la argucia de que asisten al acto unos diputados
del Parlamento Vasco, como si se tratara del lehendakari o del presidente de la
Asamblea que tendría más encaje en todo caso. Ahora ya sabemos que la
asistencia de cualquier parlamentario español a un acto en cualquier país
extranjero supondrá que se ize la bandera española en honor a tan alta
representatividad. Si a todo ello añadimos que el abertzale Gobierno Foral de
Navarra hará un censo lingüístico de los empleados vascoparlantes, que los que
perciban alguna subvención pública tendrán que utilizar el euskera y que se equipara
la violencia terrorista ya “sea de ETA, de la extrema derecha o de los
funcionarios”, la cuadratura del círculo es, simplemente, coser y cantar. El
izado de la bandera vasca en Navarra es sencillamente un acto de agresión al
pueblo navarro, como lo sería la senyera catalana o la estelada en la Comunidad
Valenciana, que todo se andará. El delegado del Gobierno, como era de esperar,
recurre el izado de la ikurriña vasca en Pamplona. Por si no tuviéramos
bastante con las tensiones irresponsables provocadas por... (sigue leyendo en
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