Menos mal que Manuel
Chaves, al publicarse el presunto caso de los ERE fraudulentos en Andalucía,
dijo que, en el peor de los casos, era un asunto “de cuatro golfos”; si llega a
ser de más golfos, hoy no se libraba de ser imputado en la Junta de Andalucía
ni el apuntador. El propio Chaves, junto a Griñán, ex presidente de la Junta
como él, y los ex consejeros de la misma, Zarrías y Viera, son imputados
definitivamente por el Tribunal Supremo por haber permitido todo un plan de
ayudas ilegal y arbitrario, que repartía a su antojo (la Administración
contabilizó 235 beneficiarios bajo sospecha, de los que 71 eran incluso
intrusos) millones de euros, que debían
destinarse a los andaluces más desfavorecidos; así, estos cuatro personajes se
suman a los más de 260 acusados hasta el momento por participar en tan grave e
intolerable asunto. El Tribunal Supremo (eran aforados, como ven, por méritos
propios, y el Supremo es quien puede decidir) considera que “cebaron sin
descanso la partida de los ERE” (casi 855 millones de euros que, según el alto
tribunal, “podría aumentar”) y en un auto demoledor sostiene que la versión de
Chaves “se opone a las reglas de la lógica y linda con lo inexplicable”, que a
Griñán “le advirtieron, no de meras irregularidades, sino de auténticas
ilegalidades”, y que Zarrías “contribuyó a otorgar las ayudas, a sabiendas de
que eran ilegales”. En definitiva, nada nuevo, simplemente lo que era “vox
populi” desde hace ya tiempo y que sólo los imputados y sus acólitos y colegas
desmentían indecentemente a diestro y siniestro. Ahora, tras este auto del TS,
quedan atrás episodios memorables de malos modos e insinuaciones contra la
jueza Alaya, encargada de la instrucción, pintorescas declaraciones para eludir
responsabilidades, deplorables confesiones sobre.... (sigue leyendo en
Blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/)
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