La gobernabilidad de ayuntamientos
y comunidades autónomas debiera ser el primer objetivo y la primera obligación
de los diversos partidos que concurrieron a las pertinentes elecciones y
obtuvieron representación parlamentaria en las consiguientes instituciones.
Cuando ninguno de ellos obtiene la mayoría absoluta se hace necesario el
entendimiento entre ellos para lograr lo antes posible un gobierno estable, al
ser posible, condicionado proporcionalmente por las tendencias mayoritarias que
los ciudadanos concedieron a unos u otros, comenzando por priorizar las
opciones de la primera o, al menos, segunda fuerza más votada para liderar
semejante gobierno. Así parece ser que lo entiende definitivamente Ciudadanos
al prestar su apoyo al PSOE de Susana Díaz (la fuerza más votada en Andalucía)
y al PP de Cifuentes (la fuerza más votada en la Comunidad de Madrid), por más
que, con legítimo derecho exija u obligue (defínanlo como quieran) a ceder al
PSOE y al PP en dichas circunscripciones y ambos partidos admitan limitar
mandatos en ambas comunidades, Díaz acuerde bajar los impuestos y retirar los
cargos que sean imputados y Cifuentes acepte celebrar primarias y que los
alcaldes tengan dedicación exclusiva (requisitos, todos ellos, nada
descabellados pero que pretenden sanear la vida pública sin excesivos
sobresaltos ni virajes escandalosos que no saben dónde van). Ciudadanos, con
arreglo a lo que ha querido la ciudadanía, asume su papel en la gobernabilidad
de España, sin confundir los deseos con la realidad, que es el primer requisito
que debiera valorarse en democracia, apoyando a los socialistas andaluces y a
los populares madrileños, incluso puede que en Valencia sea el freno al
nacionalismo pancatalanista de Compromís, que, al no tener en cuenta los
anteriores principios del resultado electoral, provoca una falta de acuerdo, en
el que `participa el resto de partidos, dejando en el aire y en la
incertidumbre el Ayuntamiento de Valencia y de la Comunidad. Susana Díaz será
presidenta casi tres meses después, gracias a que C´s olvida la dimisión previa
de Chaves y acepta su compromiso de que se le exigirá si se ratifica su
imputación, y algo parecido pudiera suceder con Cifuentes en Madrid, frente a
la ruptura del tripartito radical valenciano ante la lucha por la presidencia
que, en buena lógica, debiera recaer en el candidato de la primera o, a lo
sumo, de la segunda fuerza más votada, pues eso de que sumando patatas, con
tomates y gallinas, por decir algo (todo en el saco de la izquierda) frente a
lechugas y pimientos (en el saco de la derecha) no deja de ser una argucia más
para justificar lo injustificable y prostituir la tendencia electoral
ciudadana. Felicitar pues a Ciudadanos por entender el mensaje de la ciudadanía,
y a las fuerzas mayoritariamente votadas pos asumir la responsabilidad en los
términos en que los electores se lo encomendaron. Más difícil de entender es
que ... (sigue leyendo en
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