No me refiero al viaje de Rajoy a Barcelona,
sino al que él mismo se ha referido desde allí, al anunciar de forma rotunda
que rechaza el “viaje a ninguna parte” de Artur Mas, es decir, el viaje
independentista. Por si alguien tenía alguna duda, el Presidente ha dejado bien
claro su rechazo a negociar semejante viaje sin rumbo, que, no sólo conduce a
un destino incierto, sino que además va dejando graves heridas a lo largo del
itinerario, especialmente cuando se quiere recorrer sin orden ni concierto. Rajoy,
como es su obligación, ha manifestado que el “desgobierno” en Cataluña no afectará
a los ciudadanos y les ha asegurado que nunca tendrán que “elegir entre ser
catalanes o ser españoles”. Una verdadera declaración de intenciones en toda
regla frente a otro tipo de discursos que con una dosificada ambigüedad
calculada buscan la equidistancia entre los independentistas y los
constitucionalistas (entre estos discursos el de Podemos que de forma exquisita
utiliza su ambigüedad para ir ocupando espacios del nacionalismo o el del PSOE
con su ambiguo proyecto federalista). Como era de esperar la reacción por parte
de los soberanistas se traduce en acusaciones de “frentismo” desde CiU, que
cree que con ello se refuerza la vía de las elecciones anticipadas, mientras
que la ANC apoya la lista única para la independencia, en tanto que Rajoy
mantiene que el plan soberanista de Mas “ha fracasado en toda regla”. Ahora
resulta que el “frentismo” es culpa del Gobierno democráticamente elegido por
negarse a negociar lo innegociable y por mantener la legalidad establecida; o
del partido, en este caso el PP, que en su legítimo derecho ... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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