Al final el “caso Gürtel” se lleva por
delante a Ana Mato, Ministra de Sanidad, puesta en cuestión casi desde el
inicio de su nombramiento. Para unos dimisión voluntaria, avalado por las
propias declaraciones de la ministra, que afirma hacerlo “para no perjudicar al
Presidente del Gobierno ni al PP”; para otros un cese obligado impuesto por el
Presidente Rajoy que, precisamente hoy, comparece en el Congreso para presentar
un lote de medidas legislativas anticorrupción a las que se han presentado
varias enmiendas a la totalidad. Lo cierto es que el juez Ruz, que no imputa a
Mato por ningún delito, sí la acusa de lucrarse de los negocios ilícitos de su
ex marido, ya que cree que pudo beneficiarse, sin saberlo, de su conducta
delictiva. En todo caso, al margen de la verdad jurídica, la verdad real es que
Correa, cabecilla de la trama Gürtel, pagó a la familia 50.000 euros en viajes,
4.500 en fiestas y les regaló un coche Jaguar. Si ahora Mato dice que ha
“decidido presentar” su dimisión “porque no quiero ser utilizada para
perjudicar al Gobierno”, en todo caso, debiera haberlo decidido antes y no ya
como, al parecer, porque haya cometido delito alguno directamente, sino porque,
tal como está el patio, la utilización del asunto, con más o menos razón
política, se viene dando desde que Rajoy la nombrara como ministra. Que hay
decenas de casos con más motivos jurídicos para que sus actores dimitan de sus
cargos, por supuesto. Que hay muchos más con motivos políticos para que se
retiren de la política, también. Al final, de lo que se trata, debiera ser,
como ya decían los romanos, de que la mujer del César, no sólo sea honrada,
sino que además lo parezca. Y, para bien o para mal, al margen de su
culpabilidad directa, Ana Mato y su antiguo entorno familiar... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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