Mientras todos los españoles (incluidos los
catalanes), demócratas o no, estamos a la espera de lo que decida el Estado de
Derecho, a través de sus instituciones competentes, ante el flagrante ataque
recibido el 9-N, el President de la Generalitat, Artur Mas, al borde del
precipicio en el que él solito se ha metido, intenta hacer equilibrios
malabares sobremanera para evitar su caída definitiva o para que algún alma
caritativa le eche una mano y le libre de la quema. De un lado, Fiscalía, como
no puede ser de otra forma, ve delito en la organización de la farsa
independentista y ultima una querella (probablemente contra el propio Mas y
algún que otro consejero de su gobierno) ante el Tribunal de Justicia catalán
“con bases muy sólidas”, que, por el bien de todos, esperemos que se
materialice lo antes posible. De otro lado, ERC y CUP, compañeros de viaje e
instigadores de Mas en su totalitaria aventura, le acorralan ahora, como era
previsible, para que rompa ya, sin esperar más y de una vez por todas, con
España, mientras exhiben, al igual que él, la chabacana consulta
antidemocrática como un éxito del independentismo. Y entretanto Mas amenaza con
elecciones si Rajoy, presionado por sectores de su propio partido para que sea
más contundente, no negocia un referéndum ilegal, mientras Esquerra le reclama
al President en todo caso un gobierno de concentración y el PSOE por su lado
impulsa la reforma de la Constitución. En fin, a ver quién da o quita más a
Mas. Por su parte, la agencia de calificación Fitch prevé “una salida de
depósitos” de Cataluña a causa de tanta incertidumbre. Es lo que suele suceder
cuando el Estado de Derecho no funciona en un país. La manifiesta incertidumbre
del ... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
No hay comentarios:
Publicar un comentario