De ser cierta la noticia
es como para echarse a temblar. Parece ser que la Gestora del PSOE quiere un
Comité Federal rápido y sin “excesiva transparencia” ya que los barones buscan
no retratarse con la abstención y no hay acuerdo sobre cómo gestionarla, por lo
que algunos plantean una votación secreta ante posibles filtraciones mientras
otros dirigentes proponen la abstención de once diputados con el objetivo de evitar
la ruptura en el Comité Federal y después en el propio Congreso de los
Diputados si es que finalmente hay investidura. Entretanto Susana Díaz y Javier
Fernández quieren, como debe ser y ha sido siempre, que el Grupo Socialista
asuma en bloque la disciplina de voto y apoye la decisión que se tome, mientras
la Gestora, proclive a que el Comité Federal se incline por la abstención y por
facilitar con ello la investidura de Rajoy (única investidura posible a estas
alturas de la película tragicómica que venimos soportando los ciudadanos), está
preocupada por el debate interno promovido en las agrupaciones locales instando
a una imposible consulta a la militancia para que decida sobre el asunto en vez
de que lo haga el Comité Federal, máximo órgano del partido; una consulta a las
bases que, dada la premura de la decisión (a primeros de noviembre o hay
investidura o terceras elecciones), es una verdadera falacia, como las que
solía vender Sánchez del gobierno alternativo de izquierdas, de cambio y
progresista. Sencillamente, al margen de otras consideraciones, no hay tiempo
para consultas, salvo que sean de chicha y nabo como las que a veces suele
hacer Podemos. Se tiene pues la impresión de que todo ello se hace más bien
pensando en el próximo Congreso que en el desenlace sobre la gobernabilidad de
España. Y para colmo, Iceta, recalcitrante defensor del “no es no” y de
saltarse la disciplina de voto si el Comité decide abstenerse, añade que, en
todo caso, “no podremos votar los Presupuestos y habrá elecciones en uno o dos
años”. Así anda tan peliagudo asunto cuando, más que nunca, el PSOE tiene
necesidad urgente de ser reflexivo y transparente, de coger el toro por los
cuernos y tomar las decisiones que considere oportunas sin trampa ni cartón, de
explicar lo que decida a los ciudadanos para que lo entiendan y de asumir
individual y colectivamente las decisiones con total valentía en vez de
enmascararlas con triquiñuelas para que algunos disimulen sus erróneos
comportamientos. Así lo hizo siempre en asuntos extremadamente delicados, mucho
más delicados que los que hoy tiene planteados, como la permanencia en la OTAN
tras una rabiosa campaña por “de entrada NO”, como la dura pero necesaria
reconversión industrial, o, entre otros asuntos, como la retirada del término
“marxismo” de sus Estatutos, que algunos, activos militantes del partido
entonces, recordamos con nostalgia. Ese es el pulso que el PSOE tiene que
recuperar de nuevo, pero ese pulso supone debatir lo que haya que debatir hasta
la saciedad, con transparencia y sin cobardía alguna, y, tras la decisión
tomada mayoritariamente como debe ser en democracia, imponer que todos y cada
uno la defiendan externamente como suya, sin menoscabo de su... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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