Durante el tercer debate
cara a cara entre Trump y Clinton, el candidato republicano pone la guinda a su
proceder maleducado y antidemocrático desafiando al sistema y, tras llamar a su
rival “asquerosa”, amenaza con no reconocer los resultados electorales salvo
que él sea el vencedor de los mismos. Insólito, ¿verdad?. Pues bien, en España,
lamentablemente, estamos ya demasiado acostumbrados a demócratas de pacotilla
que como Trump sólo están dispuestos a aceptar la democracia cuando salen
victoriosos en los comicios y, en caso contrario, arremeten contra el sistema
con amenazas, desobediencias a la ley y con algaradas callejeras que, en definitiva,
prostituyen la convivencia pacífica en y desde la libertad. Su planteamiento es
bien simple: si gano juego a la democracia y si pierdo arremeto contra ella; es
su genuina forma de comportarse políticamente. Ejemplos hay suficientes como
para corroborarlo y, como muestra, valgan los que se han dado sólo en estos
últimos días. Al margen del ataque a la libertad de expresión en la Universidad
Autónoma (¡qué dirían si fueran ellos los atacados!) y de las frecuentes
desobediencias y desafíos a las sentencias de los tribunales, incluidos el
Constitucional y el Supremo, justo cuando el Constitucional acaba de rechazar el
veto a los toros en Cataluña, como era de esperar, tanto Colau, como alcaldesa
de Barcelona, como la Generalitat, ya anuncian, una vez más, que se pasan la
sentencia por el arco del triunfo (¡qué hubieran dicho si se les hubiera dado
la razón!). En efecto, Ada Colau dice tajante que “diga lo que diga el
tribunal, impediremos el maltrato de animales”, mientras el apoderado de José
Tomás insta al empresario de La Monumental a organizar ya una corrida en
Barcelona, apelando a un clamor en favor de la libertad, pues a nadie, guste o
no guste, se le puede impedir ejercerla si esta se ajusta a lo legalmente
establecido como es el caso, mientras los falsos demócratas consideran que la
libertad sólo consiste en hacer lo que a ellos convenga en cada momento y lugar
al margen de la legalidad establecidas. Por ello, la afición taurina celebra la
sentencia favorable a las corridas en Cataluña con satisfacción pero con
escepticismo frente a nacionalistas-independentistas y a comunistas-populistas
que la desafían al margen de lo que la legalidad establezca, al igual que hacen
para imponer su proyecto totalitario independentista o antisistema. Cierto que
es lamentable que el Constitucional se haya pronunciado seis años después de la
ilegal prohibición de los toros en Cataluña por parte de las autoridades
autonómicas, que, sin esperar su legalidad o no impusieron la prohibición sin
más; y cierto que, una vez decidida la ilegalidad de la norma, seguirán haciendo
lo que consideren oportuno. Un verdadero déficit democrático que o lo reparan
los ciudadanos con su voto y las autoridades pertinentes con la aplicación contundente
de la legalidad o estos falsos... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
No hay comentarios:
Publicar un comentario