No se asusten por el
título; no han aparecido, que se sepa, nuevos casos de corrupción, pero, como
era de esperar, la confesión de Correa, principal protagonista del “caso
Gürtel”, junto a la coincidencia de nuevas noticias sobre otros asuntos de
corrupción en fase de investigación, se convierte en la noticia mediática
estrella por excelencia, relegando a gran distancia incluso las novedades
acerca de la próxima investidura o no de Mariano Rajoy o, por el contrario, la
repetición de elecciones generales por tercera vez. En efecto, prácticamente
todos los medios destacan en portada o en titulares la confesión de Francisco
Correa en sede judicial donde, de momento, afirma ante el Tribunal el cobro de
mordidas para el PP, confesando tajante “me pasaba el día en Génova, estaba más
tiempo allí que en mi despacho”. Correa, que se reconoce así el cabecilla de la
red, afirma que los empresarios pagaban comisiones “del 2% o el 3%” por
concesiones de “carreteras, autopistas, AVE…”, admitiendo que pudo llevar al PP
unos “mil millones” en la etapa de Aznar, es decir, en la época de vino y
rosas, donde la rumorología generalizada ya intuía este tipo de fechorías, por
lo que, de entrada, lo declarado por Correa no coge a casi nadie por sorpresa.
Corrupción a raudales, aquí y allá, de éstos o aquéllos, en una etapa para no
olvidar y, sobre todo, para no repetir, que, en definitiva, mientras significaba
para los españoles de bien pan para hoy y hambre para mañana, para algunos era la
oportunidad ideal de forrarse de forma descarada e indecente. Dice Correa
“Génova era mi casa”, en referencia a la sede central del PP en Madrid, para
desgracia del partido y, supongo, que para regocijo de sus contrincantes
políticos (es lo que suele pasar en estos casos de corrupción que van por
barrios); pero, para divulgar su declaración en sus justos términos, también
aclara que “con Rajoy no había química” y que cuando llegó a la Presidencia del
partido él se fue, pues el grifo se había cerrado. Hasta ese instante, según el
cabecilla de la trama Gürtel, él mismo entregaba el importe de lo recaudado con
las mordidas por las obras públicas al mismísimo Bárcenas en la calle Génova,
quedándose obviamente su parte correspondiente, pero elude, como ven,
incriminar a la actual cúpula del PP. De entrada, y a la espera de lo que
declare Bárcenas al respecto, las declaraciones hasta ahora de Correa, permiten
a la actual cúpula dirigente del PP un argumentario interno de eludir
responsabilidad política directa alguna sobre la Gürtel, apuntando a la etapa
de Aznar y recordando que la trama “dejó de trabajar para el PP en 2004” y que,
tal como afirma el cabecilla de la misma, se le cerró el grifo, abierto hasta
entonces en la calle Génova, ya que “no había química”. Ahora toca... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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