Como era de esperar Mariano Rajoy, tras
315 días de incertidumbre, es elegido finalmente Presidente del Gobierno por
mayoría simple en segunda votación con 170 votos a favor, 111 en contra y 68 abstenciones,
lo que le habilita para presidir un Gobierno sin mayoría parlamentaria que,
aunque en España llama la atención por no ser habitual, en otros países de
Europa suele ser frecuente y en algunos de ellos hasta es lo normal durante
décadas. Por tanto, bienvenido sea este nuevo Gobierno que pone fin a la
sinrazón política y despeja el horizonte de cara al futuro si es que de
semejante crisis política hemos sido capaces de aprender algo. En todo caso, la
segunda sesión de investidura, que debiera haber sido un mero trámite, que no
un debate, en esta segunda convocatoria para que cada grupo parlamentario
explicara simplemente el sentido de su voto en esta segunda votación, se ha
convertido en un indecente y bochornoso espectáculo, como si nuestros políticos
(o al menos algunos de ellos) sólo estuvieran capacitados para ofrecernos
vergonzantes y bochornosos espectáculos para mostrar su incompetencia, su
incapacidad, su demagogia supina, su chulería macarra y, en definitiva, su
pensamiento totalitario y antidemocrático. En efecto, arropados y crecidos por
una manifestación en el exterior del Congreso de unos cuantos miles de personas,
que se autoadjudican la representatividad de todos los millones de españoles y
que, por tanto, tachan de “ilegítima” la investidura sólo porque el candidato
que va a ser democráticamente investido no es su preferido, algunos diputados
portavoces como el populista-radical Iglesias de Unidos Podemos, como el
conservador independentista Homs de CDC o el radical izquierdista independentista
Rufián de ERC, no sólo hacen gala en el Hemiciclo de su cínica demagogia sin
ofrecer ni una sola propuesta en beneficio de la ciudadanía sino que además se
dedican a insultar y agredir verbalmente, no ya al PP y a Rajoy porque iba a
ser investido sino al PSOE y sus actuales dirigentes porque favorecían la
gobernabilidad absteniéndose en la votación y rectificaban la trayectoria
errónea de Pedro Sánchez que, favorable a pactar con ellos, a pesar de haber
sido rechazado por ellos mismos en su fallido intento de investidura, abocaba
no ya al PSOE sino a España al borde de un abismo inevitable, que es el mejor
escenario para que... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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