Todo lo ocurrido en el
PSOE desde que Pedro Sánchez, un perfecto desconocido, accediera a la
Secretaría General por obra y gracia de Susana Díaz, quien, si quería controlar
el partido, debiera haber asumido la responsabilidad de presentarse ella
directamente a liderarlo en vez de apoyar a un hombre de paja, que finalmente
le salió rana, pone de manifiesto la deriva ideológica y organizativa que sufre
el PSOE desde que Zapatero, accediera inesperadamente a la Presidencia del
Gobierno tras los trágicos atentados del 11-M en 2004, que, en plena campaña
electoral, provocaron un vuelco inesperado en el resultado de unos comicios,
celebrados tres días después en plena conmoción nacional y previo asedio
ciudadano a las sedes del PP, presumible vencedor de las mismas, incluso el día
de reflexión, actos de corte claramente antidemocrático. Desde entonces el
viraje ideológico del PSOE, no sólo en política interior y territorial sino
también en política exterior, ha propiciado una pérdida de identidad que,
agravada por la pésima gestión gubernamental de la crisis económica con los
gobiernos de ZP y por las pintorescas ocurrencias de ciertos ministros y
ministras incompetentes, no sólo propiciaron el rotundo éxito electoral del PP
y el primer gran batacazo del PSOE, sino también su posterior descrédito
político como primer partido de la oposición, al extremo de que, desde
entonces, su caída electoral progresiva en los sucesivos comicios celebrados,
tanto locales como autonómicos y generales, es alarmante. Si el mismísimo
Rubalcaba, clave en la política española desde tiempos de Felipe González, no
pudo atajar la crisis galopante del PSOE, tanto a nivel interno como de
prestigio ante los ciudadanos, la llegada de Pedro Sánchez puso la guinda al desbarajuste
total del partido, provocando uno de los periodos más oscuros y preocupantes de
toda la larga historia del socialismo democrático español, que, totalmente
desnortado y sin rumbo, casi no sabe ya adónde va. Hoy, al margen, de la más
que acertada decisión del Comité Federal (a instancias de la Gestora que
preside Fernández) de abstenerse para facilitar la gobernabilidad de España,
primer objetivo de cualquier partido democrático que se precie como tal, el
PSOE, tras los reiterados... (sigue leyendo en Blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/)
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