Pedro Sánchez, que por
cierto ha intercambiado un gélido saludo con Rajoy en el funeral por los dos
policías asesinados en Kabul, se sigue equivocando sobre su penosa actuación
durante el “cara a cara” con Rajoy, sintiéndose orgulloso del bochornoso
espectáculo en que se convirtió el debate. Dice ahora el líder socialista: “en
el debate le dije al Presidente lo que piensan millones de españoles” y, aunque
fuera cierto, yerra, pues, por esa regla de tres, seguro que otros millones de
españoles piensan lo contrario, y entre los que piensan como él dice una buena
parte piensan igual sobre la corrupción en el bando socialista. Pero el mayor
error de Sánchez no está en el qué, sino en el cómo y en el cuándo. Que era
preciso poner encima de la mesa el indecente asunto de la corrupción (de toda
la corrupción, no sólo la de los contrarios sino también la de los propios),
segunda preocupación de los españoles según el CIS, totalmente acertado; pero,
dicho lo anterior, aportando propuestas anticorrupción encima de la mesa (Rajoy
lo intentó sin que Sánchez entrara en ellas) y sin caer en el insulto personal
contra quien personalmente, guste o no guste, no está imputado ni investigado
judicialmente, y sólo durante la fase pertinente del debate en el bloque
apropiado al respecto y no como estrategia indecente para hacer filibusterismo
político y evitar que se contrasten con normalidad el resto de asuntos a
debatir. Cualquier persona medianamente normal entiende que para pedir la
dimisión de un cargo político, con argumentos políticos, es innecesario e
incluso contraproducente, insultarle tachándole de indecente (sinónimo de
indecoroso, impúdico, inmoral, deshonesto, grosero, desvergonzado, procaz,
obsceno…), salvo que se aporten pruebas fehacientes de ello, aunque sólo sea
por respeto no ya a él mismo como persona, sino además, en este caso, a los
millones y millones de españoles que le votaron en su momento para convertirlo
en Presidente del Gobierno. Y si Sánchez se equivocó en el debate, probablemente
mal asesorado, se sigue equivocando al “mantenella e no enmendalla”, que dirían
nuestros antepasados, persistiendo en... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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