jueves, 3 de diciembre de 2015

ACERCA DE LA GUERRA


                        En los momentos difíciles que atraviesa Europa, amenazada por el yihadismo y en plena crisis inmigratoria e identitaria, conviene reflexionar sobre la guerra en que está inmersa Francia tras los últimos ataques terroristas, que no los únicos, pues algunos grupos sociales y políticos buscan aprovecharla electoralmente movilizando irresponsablemente a gentes de buena fe con proclamas demagógicas y maniqueas erigiéndose en recalcitrantes pacifistas, es decir, en los buenos, frente a quienes ejercen el natural y legítimo derecho a defenderse, a los que presentan como recalcitrantes belicistas, es decir, como los malos, cuando la realidad es que los malos, los perversos, son quienes, armados hasta las trancas, arremeten adrede y de forma directa contra poblaciones civiles indefensas en sus propios territorios o en los ajenos, provocando crueles matanzas colectivas, sin ofrecerles ninguna alternativa concreta de defensa inmediata ante semejante barbarie, sino meras reflexiones filosóficas sobre genéricos principios de lo que debiera ser, pero no es, la condición humana, lo que, en definitiva, favorece a los verdaderos recalcitrantes violentos, que son quienes actúan de forma tan sanguinaria e intolerable. La realidad es que, lamentablemente, la violencia y la guerra existen desde que el hombre es un ser socialmente organizado, en términos científicos, o desde que Caín mató a Abel, en términos bíblicos, y pretender acabar con semejante cruel realidad humana a través de proclamas callejeras con la patente pacifista genérica de un “no a la guerra” es, como mínimo, una ingenuidad irresponsable que, en definitiva, favorece a los contendientes más perversos y crueles. La realidad es que en todas las guerras que en el mundo han sido, al margen de vencedores y vencidos, poner equidistancia entre los contendientes es un garrafal error o un perverso proceder intencionado pues ni los objetivos, ni los principios, ni los niveles de crueldad de los contendientes son equidistantes, siempre unos son mejores y más humanos que otros. Y en esta concreta guerra de Francia, que es, o debiera ser, de... (sigue leyendo en

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