Como estaba previsto se
produjo el encuentro en la Moncloa entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez; y, como
se intuía, el líder de la oposición dice no al Presidente en funciones, lo que,
de entrada y tal como está la matemática parlamentaria, supone decir no a la
estabilidad gubernamental para la legislatura que acaba de iniciarse. En
efecto, Sánchez, desoyendo a otros líderes de su partido, da un portazo a Rajoy
y se cierra, al menos de momento, a cualquier propuesta afirmando que el país
ha votado cambio, lo que, en principio, es no decir nada, pues, si nos atenemos
a los resultados, habrá que convenir que los españoles no han decidido que ese
supuesto cambio lo lidere el líder socialista al relegarle a la segunda
posición política y concederle veinte diputados menos de los pocos que el PSOE
ya tenía. Pero Sánchez, para corroborar su postura confía tener el respaldo de
su partido el próximo lunes, aunque afirma “las líneas las marco yo”, mientras
Susana Díaz precisa que “la política de pactos se decide en el Comité Federal”,
lo que, para los analistas, supone, bien un desafío de Sánchez a Susana, bien
una desautorización por parte de la líder andaluza a la supuesta pretensión del
Secretario General del PSOE de buscar apoyos en Podemos, IU y los separatistas
para convertirse en Presidente del Gobierno y camuflar de alguna forma su
rotundo fracaso electoral. En fin, Pedro Sánchez, rotundamente, se empeña en no
“permitir” que sus diputados respalden a Rajoy, ni con votos afirmativos a su
investidura ni con la abstención, mientras Pablo Iglesias, frotándose las
manos, cree que “no le dejarán” sus propios compañeros socialistas pactar con
él, sin responder a las sugerencias del socialista de que no imponga una línea
roja con el referéndum catalán que el podemita ha comprometido pública y
definitivamente como guiño a los independentistas catalanes y a Ada Colau, quien
acaba de permitir con la abstención de su grupo que el Ayuntamiento de
Barcelona apoye la declaración radical rupturista de independencia de Cataluña,
claramente antidemocrática, mientras Artur Mas presiona con que convocará
elecciones si la CUP no respalda su investidura, por devaluada que quede, como
President. En fin, este es el... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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