martes, 8 de diciembre de 2015

DEBATE A CUATRO, SIN PENA NI GLORIA


                        Eso sí con gran expectación por el novedoso formato y con un interés especial por la novedad, se desarrolló con total normalidad el famoso debate a cuatro, vendido publicitariamente como el debate decisivo, que, al final, en lo sustancial, pasó sin pena ni gloria, pues ni aportó nada nuevo que ya no supieran los ciudadanos, ni fue decisivo para nada, ni aportó habilidades dialécticas o estrategias nuevas, que ya no conociéramos en los distintos intervinientes. Nada nuevo pues bajo el sol ni durante, ni después del debate. Hoy, eso sí, cada uno de los partidos a los que representaban los debatientes dan como ganador al suyo, mientras los tertulianos se inclinan por uno u otro en concreto según su ya conocida opinión en diferentes tertulias televisivas. En realidad, ninguno brilló destacadamente por encima de los demás, preocupados más bien de no perder que de ganar, sacando algo de pecho en aquellos temas que les eran favorables. Soraya aferrándose a la economía ante los ataques de sus oponentes por los casos de corrupción y la ausencia de Rajoy, mientras Sánchez, atacado también por los casos de corrupción, intentaba acorralar a Rivera por su propuesta laboral diciéndole que “su contrato único es el despido libre”, mientras la Vicepresidenta dibujaba el siniestro panorama laboral dejado por ZP e Iglesias culpaba a ambos de la situación, Rivera defendiendo su apuesta por la regeneración mientras se le reprochaba el pacto con el PSOE en Andalucía, plagado de casos de corrupción, e Iglesias intentando arrinconar a Soraya con los escándalos y a Sánchez con las puertas giratorias. Al final, Soraya resistió el ataque del “tripartito”, como era previsible, a base de datos económicos y afirmando que “hablar es muy fácil, gobernar es muy difícil”, mientras Sánchez afirmaba que las encuestas adversas le “animan” y pedía el voto útil de la izquierda, en tanto que Iglesias le manifestaba “tengo la impresión de que mandas muy poco en el PSOE” y Rivera seguía deshojando la margarita en el tema de los pactos, manifestando que ve difícil llegar a ellos pero que si él gobernaba abriría el Ejecutivo a miembros de otros partidos, reconociendo que la lista más votada tiene todo el derecho a intentar formar gobierno pero que si no lo consigue estará abierto a otras posibilidades en caso de no ser Ciudadanos el vencedor electoral. Y poco más, salvo los dos momentos álgidos de la corrupción y del independentismo, el resto con tonos bastante grises. Por cierto, en el asunto del independentismo, lo ya conocido: Sánchez con su ambiguo proyecto de Estado Federal sin especificar nada más, Iglesias con su ilegal derecho a decidir de los catalanes y Rivera, al igual que Soraya, los más constitucionalistas y claramente antisoberanistas, poniendo, en todo caso, de manifiesto, que la manoseada reforma constitucional carece... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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