Lleva razón Griñán, que
ha comparecido ante el Supremo para declarar al respecto, cuando reconoce que
el caso de los ERE es una “barbaridad” pero caben más dudas cuando califica su
conducta como “irreprochable”, pues algo habrá que reprocharle cuando, siendo
Consejero de Economía y Hacienda de la Junta de Andalucía y, posteriormente, Presidente
de la misma, se practicaba este “gran fraude”, como califica él mismo, a causa
de tan repugnante e intolerable manejo del dinero público; más aún si éste iba
destinado a ayudas sociales y laborales. Dice Griñán al salir del
interrogatorio judicial que “en los ERE no hubo un gran plan, pero sí un “gran
fraude” y que la concesión aleatoria de ayudas merece responsabilidad política
y penal, lo que inmediatamente nos lleva a preguntarnos por quiénes van a pagar
semejante responsabilidad, tanto política como penal, ya que él, como ven, se
exculpa y descarga la responsabilidad en sus subordinados, negando ante el
Supremo haber recibido informes sobre los ERE. En definitiva, un “gran fraude”
cometido durante bastantes años, que no en un esporádico pelotazo, que, siendo
“vox populi”, quienes tenían el cometido de erradicarlo no lo hacían con lo que
su responsabilidad por acción u omisión es manifiesta. Con “plan”, como dice
Alaya, o sin “plan”, como dice Griñán, el “gran fraude” de los ERE es de tamaña
gravedad que no puede, ni debe, despacharse como si de meros errores
involuntarios se tratara. Como tampoco se trata de errores que ... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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