La Cumbre de las
Américas, celebrada en Panamá, se recordará en el futuro por el acercamiento
histórico entre Obama y Raúl Castro, es decir, entre EEUU y Cuba, que
escenifican el fin de la Guerra Fría, normalizando sus relaciones con una
reunión sin precedentes desde 1956. Es evidente que aún queda bastante camino
por recorrer al respecto, pero también lo es que el deshielo en las relaciones
cubano-norteamericanas ha comenzado y que Whasington se dispone a sacar a La
Habana de la lista terrorista, un viraje en la política exterior de Obama que,
obviamente, se la juega en Panamá ya que las reticencias de importantes
sectores siguen siendo muy importantes. En todo caso, es reconfortante escuchar
decir a Castro que “hay que apoyar a Obama, es un hombre honesto”, mientras el
Presidente norteamericano manifiesta que “si la política de diálogo con Cuba no
da resultados la ajustaremos”, es decir, la ajustaremos para que los dé y
“podamos pasar página” de un conflicto que dividió América, cuando desgraciadamente
el mundo también estaba dividido. Si a todo ello se añade también el viraje de
Obama, respecto a Irán, es indudable que estamos en la antesala de un nuevo
concierto en las relaciones internacionales de incalculables consecuencias, esperemos
que muy positivas. “Mi doctrina es que vamos a explorar la vía diplomática pero
sin renunciar a nuestras capacidades militares” dice Obama, y añade “Nuestro
Presupuesto de Defensa está cerca de los 563.000 millones, Irán sabe que luchar
contra nosotros no es una opción”. Y lleva toda la razón, pues luchar, utilizar
las armas y la violencia, jamás puede ser una opción buena, aunque
lamentablemente se haya tenido que ... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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