Nada peor para los
partidos políticos que dar una imagen de división interna ante la opinión
pública, pues, al fin y al cabo, los ciudadanos, que han de votarles, dudarían
al hacerlo, pues, si son incapaces de arreglar sus propios problemas internos,
cómo pueden ser capaces de arreglar los problemas de los ciudadanos. Por ello
precisamente, Felipe González, consciente de la imagen de división que da el
PSOE, en la clausura de la Conferencia Municipal socialista, celebrada en
Madrid, tras reconocer públicamente ante Pedro Sánchez que no le apoyó ni le votó
en las primarias, le expresa ahora todo su apoyo y respaldo por “la cultura de
partido”, es decir, por un principio
básico consistente en que, siendo lícita la lucha democrática interna, una vez
elegidos democráticamente los proyectos, los programas, los liderazgos y los
candidatos, lo que procede es que todos los militantes, absolutamente todos
(desde el más conocido y popular hasta el que acaba de llegar y nadie le conoce),
se pongan a trabajar y arrimen el hombro para convertir dicho proyecto en
ganador y dicho liderazgo en consistente y sólido para dirigirlo. Bien pues por
Felipe por este gesto. “Apoyaré a Pedro Sánchez hasta el final”, que muchos
interpretan como un mensaje a Susana Díaz, es lo que, de momento, han de hacer
todos los militantes y por ello, Felipe, además de prestarle su incondicional
apoyo, pide un cierre de filas en el PSOE, para que se una en torno a su
Secretario General. Nadie pone en duda que, desde hace ya demasiados años, las
luchas cainitas entre los socialistas son una de las causas de su penosa
situación actual y por ello, el gesto serio de Zapatero, que no fue invitado a
subir a la tribuna para hablar en dicha clausura, se me antoja poco acertado; y
eso que es pública y notoria mi discrepancia casi absoluta con la trayectoria
de ZP, con sus... (sigue leyendo en Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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