jueves, 12 de octubre de 2017

SÍ, PERO NO; AUNQUE….


                        Cuando todo el mundo esperaba que Puigdemont declarara en el Parlament la independencia de Cataluña de forma clara y contundente, tal como habían acordado en su ilegal Ley del referéndum y tal como el siniestro mundo independentista deseaba, o, en caso contrario, desistiera de proseguir con su totalitario proyecto y regresara a la Legalidad democrática para dar paso a un nuevo rumbo en su pulso al Estado de Derecho, tal como esperaban todos los demócratas, el President, intentando burlarse una vez más de todos los españoles y especialmente de los catalanes, viene a decir en sede parlamentaria que “sí” declara la independencia de la República Catalana, “pero” no desde ese instante, sino en diferido, pues propone inmediatamente que el Parlament suspenda el asunto durante semanas para negociarla, “aunque”, antes de irse del edificio del Parlament y en una sala próxima, que no en el hemiciclo, encabeza, junto a Forcadell, la firma de un documento sin membrete, no oficial y sin carácter ejecutivo alguno, en el que todos los diputados independentistas apoyan por escrito la declarada independencia de Cataluña, pero eliminando la propuesta en el hemiciclo de que se suspenda acto seguido. En efecto, el President en el Parlament, durante su discurso plagado de mentiras e inexactitudes y dando validez al ilegal referéndum, no reconocido por nadie salvo por los independentistas totalitarios, despacha el peliagudo asunto del independentismo catalán con la frase “como presidente de la Generalitat, asumo el mandato de que Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de república”, provocando el eufórico entusiasmo en las huestes independentistas debidamente convocadas en la calle cerca del Parlament, para, segundos después, proseguir con la frase “y propongo que el Parlament suspenda los efecto de la declaración de independencia”, provocando una inmensa decepción en dichas huestes soberanistas que abandonaban cabizbajos la concentración callejera. Y, despachado el esperpento parlamentario sin réplica alguna a la intervención de diez minutos de los portavoces de la oposición, acto seguido los diputados secesionistas, incluida la CUP que no aplaudió el discurso de Puigdemont, abandonan el hemiciclo, donde ni siquiera se puso la declaración de independencia a votación, y suscriben la independencia en un documento no oficial para mayor confusión y ambigüedad que nadie, en su sano juicio, entiende. En definitiva, una.... (sigue leyendo en

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