domingo, 20 de noviembre de 2016

TOTALITARIOS Y MALEDUCADOS


                        La solemne apertura de las Cortes por el Jefe del Estado, el Rey Felipe VI, con un impecable discurso democrático apelando al diálogo, a la regeneración política e institucional, a la generosidad y altura de miras como método para afrontar los grandes retos que España tiene planteados debiera editarse en video y emitirse frecuentemente para que todos los ciudadanos percibiesen directamente la abismal diferencia entre comportamientos democráticos educados cívicamente, protagonizados por la inmensa mayoría de la Cámara, y comportamientos totalitarios y maleducados, protagonizados por Unidos Podemos, al margen de las ausencias de ERC y Bildu, que se descalifican en sí mismas. Habla por sí misma (y valga la redundancia) la imagen del contraste en un Hemiciclo abarrotado (350 diputados y 266 senadores) puestos en píe tras el discurso real y aplaudiéndolo sonora y largamente (salvo peneuvistas y convergentes, que, en pie como los demás, no aplaudieron) con el de una minoría podemita y variopinta (71 diputados y un senador), sentada en sus escaños de forma irreverente (sin aplaudir, por supuesto) y haciendo gala de todo tipo de gestos, impropios del momento y del lugar, contra la Jefatura de Estado elegida por los españoles, como es la exhibición de una bandera republicana con la inscripción de “III República”, la camiseta de Cañamero con la inscripción de “Yo no voté a ningún Rey” o la de unos podemitas sentados y otros de pie mientras sonaba el Himno… etc etc, evidenciando el abismo entre entendimiento e intransigencia, tolerancia e intolerancia, política y barbarie y, en definitiva, entre totalitarismo y democracia. Instalados en la algarada callejera, en la irreverencia y en la demagogia supina que les caracteriza los totalitarios y maleducados diputados podemitas se olvidaron intencionadamente de que se les paga para hacer política y que, desde que decidieron libremente ser diputados, representan a todos los españoles y no a unos cuantos y han de respetar, les guste o no, el entramado institucional que los españoles, democráticamente, nos hemos dado. Es lo que hace o debe hacer cualquier demócrata al margen de las preferencias ideológicas que tenga. Si constituyendo semejante clarísima minoría en el Parlamento se muestran tan despóticamente intolerantes, ¿se imaginan su.... (sigue leyendo en Blog Ojo crítico, http://jcremadesena.blogspot.com.es/)

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