miércoles, 29 de junio de 2016

Y DE PACTOS ¿QUÉ?


                        Rajoy, dispuesto a gobernar como vencedor de las elecciones, está dispuesto a hacerlo en solitario y en minoría con apoyos puntuales, aunque prefiere un gobierno de coalición con un programa pactado, esperando que PSOE y Ciudadanos, los otros dos partidos claramente constitucionalistas, faciliten su investidura. El nuevo escenario político surgido tras el 26-J le anima ahora a aceptar el encargo de Felipe VI ya que, de un lado, las matemáticas ponen más difícil que tras el 20-D la posibilidad de un gobierno frentista del conjunto de los perdedores, desenmascarados por los resultados, y, de otro lado, el mensaje de los votantes, convirtiéndole en el único ganador frente a los demás, que perdieron apoyos, es claro de que aumenta su legitimidad, siendo el PP quien ha de gobernar con él a la cabeza, pues lo contrario, en unas hipotéticas nuevas elecciones podría ser caótico para quienes se empeñen en seguir provocando la ingobernabilidad de España. Por tanto, la prioridad de Rajoy es negociar la abstención del PSOE, sabedor de que no habrá gobierno de coalición como él prefiere, aunque, en todo caso, explorará todas las fórmulas posibles (incluida la vía Ciudadanos-PNV-CC) e irá a la investidura donde los distintos partidos tendrán que retratarse definitivamente, con lo que iniciará los contactos antes del próximo día siete de julio con todos los partidos, comenzando con el PSOE, con el objetivo de tener gobierno a finales del mes, y, por supuesto, hablará con Rivera, pero no participará en el previsible “teatro” ya que, ahora sí, se siente legitimado por las urnas de forma indiscutible y que cada quien asuma sus responsabilidades y aguante su vela. Sin embargo, de momento, tanto PSOE como Ciudadanos, siguen sin dar su brazo a torcer a pesar de sus respectivos descalabros electorales. El PSOE sigue anunciando que no se abstendrá para facilitar su investidura, aunque su decisión final la tomará el nueve de julio, advirtiendo Sánchez que, en todo caso, una abstención “in extremis” la consultaría a las bases (su afán de convertir el PSOE en un partido asambleario no cesa) y que sobre pactos de coalición gubernamental nada de nada, por lo que pide a Rajoy que “empiece a buscar otros apoyos”. Por su parte Ciudadanos, no anda mucho más fino que digamos y pone la presión en el PSOE, pidiéndole Rivera a Sánchez que facilite un gobierno del PP, mientras se replantea su particular veto a Rajoy y a la mayoría de su equipo para presidir el futuro gobierno, que prometió en la campaña y que tan nefastos resultados le han dado. Y mientras Rajoy espera que se facilite su investidura para, inmediatamente después, comenzar el proceso de renovación del PP, los demás partidos andan con ciertos problemas, consecuencia de sus malos resultados en las urnas. Mientras los barones socialistas culpan a Sánchez y su equipo del mal resultado electoral y Susana Díaz le señala como el responsable de la derrota (ha superado el peor resultado del 20-D, perdiendo cinco escaños más y sólo el estancamiento de Unidos Podemos ha evitado el “sorpasso”), en Unidos Podemos se busca cómo atajar el descontento y la frustración de sus sectores por los resultados, reabriendo así los comunistas-podemitas sus diferencias: mientras Monedero abre la guerra y achaca el fracaso al infantilismo de Iglesias, éste y Errejón reabren su pugna tras el fiasco, pues el añorado objetivo comunista de “sorpassar” a los socialistas se les ha ido de las manos cuando más fácil lo tenían, aprovechando el deplorable liderazgo de Sánchez, siendo obvio que se... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)

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