Hartos ya de genéricos
tópicos electorales sobre los buenos y los malos (como si la bondad o la maldad
fuera exclusiva de unos u otros), sobre la vieja y la nueva política para
avalar el cambio (como si el cambio “per se” necesariamente tuviera que ser a
mejor), y sobre otros tantos tópicos por el estilo que sólo generan confusión
en los electores, afortunadamente ya van apareciendo por fin algunas propuestas
concretas por parte de los partidos para que analicemos realmente su viabilidad
y su conveniencia para el conjunto de los españoles. El PP de Rajoy, que
afronta el 26-J con su mejor cifra de paro (rebajando la cifra sicológica de
los cuatro millones de parados), en una precampaña marcada por la mejora de la
economía, presenta hoy mismo casi una treintena de propuestas concretas, para
implantar a lo largo de la legislatura, que van desde la bajada impositiva de
dos puntos del IRPF a la jornada laboral hasta las seis, pasando por más ayudas
y días de excedencia por hijo. El PSOE de Sánchez, copiando el “plan de
emergencia” de Podemos, promete luz y agua para todos en seis meses y subir los
impuestos, diciendo que la propuesta de bajarlos del PP es inviable. Y en el
universo multipartidario y variopinto de Podemos, una de sus múltiples marcas,
En Comú Podem, apoya el referéndum para atraer el voto soberanista, mientras
Carmena, respaldando a los okupas, manifiesta que “la utilización de inmuebles
en desuso no es okupación”, lo que, en boca de una jueza, como es el caso, no
deja de ser chocante al menos (vamos, que si eres propietario de una casa que
no usas y esta es okupada por narices, con tales criterios jurídicos te quedas
sin ella y punto). Además, junto a tales propuestas, los distintos partidos
desarrollan sus estrategias de campaña, no siempre sin dificultades añadidas.
En el PP irrumpe Aznar sugiriendo a Rajoy que no sea obstáculo para formar Gobierno
y pide “los sacrificios personales que sean necesarios” para enderezar el
futuro de España, convirtiéndose así en un inesperado aliado de Rivera frente a
la figura personal de Rajoy. En el PSOE, que trata de reforzar su unidad ante
la crisis por el asunto de los ERE y el procesamiento de Chaves y Griñán,
irrumpe Felipe González rechazando una gran coalición tras las elecciones,
mientras Susana Díaz apoyará sin fisuras a Sánchez en una campaña que se
cerrará en Madrid y Sevilla. En Unidos Podemos, que quiere relegar a Garzón en
los debates, seguramente para camuflar ante los electores su ideología
comunista, Iglesias prefiere copiar el estilo del logotipo utilizado por
Maduro, convirtiendo la “o” de Unidos en un corazón, al igual que hizo el
sucesor de Chávez con la “a” de Maduro en las presidenciales venezolanas de
2013. Y en Ciudadanos, Rivera exige “regeneración y reformas”, que no concreta
de momento, a PP y PSOE para frenar el auge del populismo, pero sí se muestra... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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