Unas filtraciones
grabadas de unas conversaciones hace dos años en el despacho ministerial entre
el Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y el Director de la Oficina
Antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso, lleva la campaña electoral a las
mismísimas entrañas de las cloacas del Estado, ya que, como era de esperar,
todos los partidos, incluidos los independentistas catalanes, se han lanzado al
acoso y derribo del citado ministro (y, de paso, del Presidente del Gobierno),
en vez de exigir una investigación profunda sobre quién o quiénes han grabado y
filtrado ilegalmente dichas conversaciones dentro del Ministerio, la única
actividad claramente delictiva de momento, lo que, como principio para la
insistente regeneración democrática, que proponen algunos con buen criterio, no
hubiera estado nada mal. Además, filtradas y publicadas cuando quedan pocos
días de campaña electoral, después de dos años (una casualidad como otra
cualquiera, dirán algunos), apunta a una cierta intencionalidad electoralista
por parte de algunos, lo que aumenta la gravedad del asunto. Ante la petición
de dimisión del Ministro por parte de todos menos del PP por las conversaciones
sobre CDC y ERC, Fernández Díaz denuncia una trampa electoral y dice sobre las
mismas “estoy absolutamente tranquilo; no hay ninguna ilegalidad” y “no les voy
a dar a los soberanistas el gusto de dimitir”, mientras los independentistas
utilizan el caso para cuestionar los escándalos de corrupción y exigen,
¡faltaría más!, archivar la causa, presuntamente delictiva, del 9-N. Añade el
Ministro que su conversación con el Director de la Oficina Antifraude, nombrado
por el Parlament de Catalunya, forma parte de la lucha contra la corrupción y
coincide con Rajoy en que la filtración de las conversaciones de hace dos años
busca simplemente dañar al PP ante el 26-J, es decir “perjudicarme a mí y a mi
partido” ya que no cree en las casualidades. Ya se ha iniciado una
investigación al respecto en la que la agenda del Ministro será clave para
saber quién hizo o pudo hacer las escuchas ilegales en su despacho, mientras
Sánchez, Rivera e Iglesias se unen para pedir la dimisión del Ministro junto
con los independentistas. Algunos destacan que las filtraciones destapan la
“policía patriótica” que actúa desde Interior, donde un grupo de policías
trabaja para desprestigiar a políticos de partidos soberanistas y frenar el
secesionismo en Cataluña; otros que las grabaciones acreditan que presionó al
Director de Antifraude para investigar a líderes soberanistas…. olvidando todos
ellos, que lo que estaba en juego entonces era un “procés” totalitario,
totalmente antidemocrático, dirigido por los propios dirigentes de la
Generalitat que pretendían saltarse la legalidad a la torera… En fin si este
tipo de asuntos no han de tratarse, con mayor o menor fortuna, entre el
Ministerio de Interior y la Oficina Antifraude, ¿dónde y cómo habrá que
hacerlo? ¿No sería más correcto exigir.... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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