El afán de Pablo
Iglesias de apropiarse en beneficio de Podemos de la etiqueta “socialdemócrata”
de cara a la inminente campaña electoral provoca no pocos conflictos internos y
con el PSOE, genuino representante del socialismo democrático e integrado por
tanto en la Internacional Socialista. En efecto, la diarrea mental ideológica
que conforma Podemos al integrar tan diversas ideologías en su seno con el afán
de diluirlas en un populismo radical de izquierdas ha llevado al PCE, alma
mater de IU, recientemente integrada en Unidos Podemos, a iniciar un boicot al
“maquillaje” socialdemócrata de Iglesias, mediante una campaña en las redes
sociales bajo el eslogan “somos comunistas” para reivindicarse como lo que
siempre han sido y, por tanto, desafiando al líder podemita, aunque hay que
decir que en dicha campaña ni Garzón, ni IU participan, evidenciando su
disgusto por la misma. Asimismo el intento de Iglesias de apropiarse de la
etiqueta del socialismo democrático en la campaña electoral con el único afán
de robarle votos, suplantando así la identidad ideológica del PSOE, provoca que
figuras históricas y actuales del partido respondan a Pablo para defender su
identidad socialdemócrata ante Podemos, que, por otro lado no tiene reparo
alguno en mostrar sus dientes de lobo comunistas bajo la apariencia de piel de
cordero socialdemócrata cuando se trata de oponerse a la oposición venezolana,
volviendo sus afines a boicotear un acto suyo en la Puerta del Sol, organizado
por la Asociación Civil de Venezolanos en España, al grito desafiante de “¡Viva
Chávez!” u oponiéndose a pedir la libertad del preso político Leopoldo López
(cuyo partido pertenece a la Internacional Socialista) al rechazar, junto a IU,
pactar una resolución de la Eurocámara, que hoy exigirá también a Maduro
respetar el legal referéndum recovatorio que pide la Asamblea de Venezuela,
mayoritariamente opositora tras haber ganado las elecciones, con el cínico y
demagógico argumento de que la UE “sólo busca desestabilizar a un país
hermano”, cuando de lo que se trata es de que en dicho “país hermano” se
recupere la libertad y la dignidad de su pueblo. Resulta patético Alberto
Garzón cuando, en consonancia interesada con Iglesias, sostiene que en
Venezuela no hay dictadura y que “Leopoldo López es un golpista”, aunque no
debiera sorprendernos su postura, que está en genuina consonancia con el
comunismo más rancio, lo que sorprende es que no reaccione, como hace el PCE,
ante el intento de... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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