A tres semanas de las
elecciones generales el juez, como era más que previsible (siempre y en casi
todos los casos de todos los partidos pasa lo mismo: primero desmiento todo y
luego acabo en el banquillo), procesa finalmente a Chaves y Griñán, quienes,
siguiendo el protocolo, se dan de baja en el PSOE. En efecto, los dos ex
presidentes de la Junta de Andalucía, junto a otros 24 altos cargos de la misma
(entre ellos, varios consejeros), responderán por los delitos de prevaricación
y malversación (Chaves sólo del primero y Griñán de ambos) al “permitir” un
fraude de 854 millones de euros, que pueden ser castigados con hasta ocho años
de cárcel, pues, al parecer, la Junta implantó durante diez años, nada menos,
un sistema ilegal de ayudas, por lo que la Justicia procesa también a seis ex
consejeros entre el resto de altos cargos, amén de a otra suculenta serie de
investigados en la causa. Ya ven que, lamentablemente, la famosa trama de los
ERE no era un asunto de “cuatro golfos” como dijo el propio Chaves al saltar a
la palestra las primeras irregularidades, sino, como dice el juez, la
utilización durante una década de un método “claramente ilegal” con total
“ausencia de control”, tejiendo una especie de red clientelar, para la
concesión de ayudas a empresas y personas afectadas por un expediente de
regulación de empleo. En fin, sin entrar en más detalles procesales del asunto
(los tribunales tendrán la última palabra), hoy la noticia del procesamiento
tiene gran repercusión política (como sucede con las de otros partidos),
ahogando de entrada el discurso anticorrupción ante el 26-J de Pedro Sánchez,
quien ha reaccionado diciendo “yo soy limpio”, lo que algunos dirigentes
socialistas ven como “tremendo, injusto y desleal” preguntándose “¿Qué quiere
decir, qué ellos no?”, mientras defienden la “honradez” de los ex presidentes
de la Junta (borrados del mapa desde hace tiempo por Susana Díaz, su heredera)
bajo el estúpido argumento de que “no se han llevado ni un céntimo”, lo que,
incluso si es así, no les exime de las responsabilidades delictivas al haber
permitido que sean otros quienes se lo hayan llevado calentito, en perjuicio de
terceros a quienes pudieran haberle correspondido con mayor derecho las citadas
subvenciones y ayudas. Mal asunto pues que, al margen de la lógica presunción
de inocencia, se busquen escusas o justificaciones ante hechos tan graves,
cuando, con toda la razón del mundo (incluso por cuantías mucho menores), se
condena de entrada a los demás partidos sin contemplación alguna y se toma su
corrupción como argumento para vetarlos. Ahora toca, como a.... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
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