Sorprendentemente y
cuando se esperaba todo lo contrario, a tenor de los desacuerdos reiterados
entre Junts pel Sí y las CUP en la última efímera reunión de apenas una hora,
Artur Mas, tras ceder a casi todas las exigencias de los anticapitalistas con
tal de ser investido President, menos a la indignante renuncia a su
candidatura, decide irse para avivar la totalitaria secesión de Cataluña y en
una patética comparecencia ante los medios intenta explicar cínicamente su
última felonía contra el Estado, dejando vigente la hoja de ruta a la
independencia al evitar nuevas elecciones que, seguramente, hubieran sido
catastróficas para su partido, CDC, tal como le advertían los Pujol y los convergentes
más “duros” instándole a asumir esta última indignidad para evitar
prácticamente la desaparición del partido. Así, desde CDC, para mantener el
golpe de Estado secesionista, fuerzan la salida de Mas, quien manifiesta que no
deja la política, que no quiere cargos, que simplemente da “un paso al lado”
por el bien de la causa secesionista, y, reconociendo que “lo que no nos dieron
las urnas lo ha corregido la negociación”, se siente orgulloso de que le hayan
dejado personalmente la potestad de proponer a su sucesor, Carles Puigdemont,
número tres de Junts pel Sí por Girona, de donde es alcalde, presidente de la
Asociación de Municipios por la Independencia, fiel a Artur Mas (como él era de
Pujol), que tiene a gala ser el delfín convergente más independentista de CDC y
tener el discurso independentista más radical incluso que el de su propio
maestro al asegurar sin disimulo alguno que “los invasores serán expulsados de
Cataluña” en un claro impulso xenófobo sin precedentes. Los antisistema le
ganan así el pulso a Mas, certificando su muerte política (una muerte anunciada
en todo caso) mediante un felón acuerdo entre Junts pel Sí y las CUP por el que
los anticapitalistas aceptan la investidura in extremis del xenófobo
Puigdemont, imponiendo desde su minoría asunto tan importante para Cataluña, a
cambio de garantizar por escrito a Junts pel Sí una gobernabilidad de piñón
fijo mediante la cesión de dos de sus diez diputados, que serán traspasados de
forma permanente en todas las decisiones que afecten a la “desconexión” ilegal
del Estado o la estabilidad del nuevo gobierno, tal como dice Mas “lo que no
nos dieron las urnas”. La CUP prácticamente se autodestruye con la... (sigue leyendo en
Blog Mi punto de vista, http://jorgecremades.blogspot.com.es/)
No hay comentarios:
Publicar un comentario